Fiji

Una empresa audiovisual ha retratado la gesta del Ícaro del Califa y cuenta en un documental cómo un grupo de investigadores ha fabricado unas alas como las de entonces, como las de la travesía breve y malograda del siglo IX que casi le cuesta la vida a su impulsor y que, a la postre, ha acabado por darle nombre a un puente, no a un aeropuerto. En Córdoba existe uno, pero poco.

El otro día una corte de notables le cortó la cinta inaugural a la nueva terminal, que no sabe nadie para qué va a servir. La galería fotográfica de autoridades recorriendo las nuevas instalaciones del aeródromo recordaba bastante a esa escena de 'El show de Truman' en la que Jim Carrey acude ilusionado con su maletita y su crema bronceadora a la terminal de autobuses de cartón piedra su pueblo, en el que millones de espectadores de televisión siguen su vida sin que él lo sepa, la misma de la que él quiere escapar para perderse en las islas Fiji: como todo es un montaje, un escenario, un engaño, el chófer arranca el vehículo contrariado porque sabe que no funciona y que él nunca ha conducido, los extras que hacen de viajeros se alegran al momento de que el trayecto se cancele y se marchan dejando solo y con sus billetes hacia ninguna parte al protagonista de la película.

Sevilla y Málaga las tuvieron tiesas hace nada a cuenta de un vuelo directo a Nueva York, y resulta que Córdoba es casi la única capital de su tamaño de toda la Unión Europea que no dispone de aeropuerto activo y que el plan comercial para captar operaciones ha cumplido ocho años sin dar fruto alguno. El pobre Truman se sentiría en esta ciudad como en casa.