Las placas solares del Ayuntamiento de Córdoba, a expensas del visto bueno de Cultura

La verdad cruda es que el Consistorio puso en marcha el contrato para la creación de estas instalaciones sin tener los dos conformes que se precisan. Uno es de la propia Gerencia de Urbanismo. El segundo es de la Comisión de Patrimonio de la Consejería de Cultura porque así lo dice la normativa interna municipal y porque se encuentra la zona de influencia de dos bienes de interés cultural: la zona arqueológica del Templo Romano y la iglesia de San Pablo.

«Ambas instituciones tendrán que emitir informe», explicó el teniente de alcalde de Urbanismo, Salvador Fuentes, sobre un contrato que lidera el Área de Infraestructuras, que consideró en primera instancia no pedirlo por su bajo impacto visual.

Está previsto colocar 700 metros cuadrados de paneles solares para reducir la factura municipal mediante el autoconsumo y vendiendo el excedente a la red. El informe municipal que lo sustenta habla de una potencia de generación de 75 Kwp en una estrategia que pasa por otras medidas como la sustitución de los viejos equipos de climatización del edificio municipal. Los responsables municipales reconocen que esa cantidad de metros cuadrados es un máximo que puede estar sujeto a revisión si Cultura emite un informe en contra o matizando la propuesta.

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En el Ayuntamiento rige una norma interna, aprobada en 2007, que es muy restrictiva para el común de los vecinos del Casco, los que se encuentran en la llamada ordenanza de protección. El edificio municipal se encuentra en zona de ordenanza renovada en la que, expresamente, se pide informe de Urbanismo y de la Delegación de Cultura previa realización de otro de impacto visual. Poderse, se puede, pero con restricciones.

El asunto se complica porque esa directriz interna nunca llegó a ser incorporada al planeamiento de la ciudad mediante una innovación formal del Plan Especial del Casco. Para acabar de completar el panorama, en marzo se aprobó la nueva ley del suelo de Andalucía (la Lista) que establece como «norma de aplicación directa» que los edificios andaluces deben poder tener acceso a fuentes de energía renovable «sin perjuicio» de su protección. El futuro reglamento, que no se ha aprobado, establece limitaciones, exclusivamente, a bienes monumentales y a espacios ambientales protegidos.

La Lista, de hecho, estableció que las renovables han de ser la fuente «preferente» de energía de las casas. El Ayuntamiento está trabajando en una reforma de las normas reguladoras de la colocación de paneles solares en el Casco. Es la única zona de la ciudad, junto a las parcelaciones, sujeta a estas restricciones.