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Los patios de Córdoba y su microclima, la alternativa para pasar un verano al fresco sin ir a la playa

Dos expertos analizan para ABC el factor húmedo y de aislamento de las populares casas cordobesas: macetas, suelo del jardín, muros gruesos... Estas son las claves

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¿Sabes cuáles son las flores que dan vida a los Patios?

Visitantes de la casa patio situada en el número 3 de la calle la Palma Valerio m erino

¿Cúantos grados menos puede alcanzar un patio de Córdoba en relación con la temperatura del exterior? Una de las opiniones más autorizadas la da el que fuera director del Jardín Botánico de Córdoba e ingeniero agrónomo, Esteban Hernández, que asegura que « ... el salto térmico de un patio puede superar los diez grados, teniendo en cuenta no solo la temperatura natural sino también el calor que se acumula en la calle por el efecto del calentamiento del asfalto y de las fachadas en la calle».

Las crecientes olas de calor, especialmente en el Valle del Guadalquivir, o los diversos estudios que avanzan cómo la temperatura media subirá hasta dos grados dentro de no muchos años hacen que muchos expertos dirijan su mirada hacia una manera de vivir que atesora siglos, sabiduría, arquitectura maestra y sentido común. Justamente en uno de los lugares de Europa donde más calor hace en verano, o donde, por lo menos, más persistente se hace éste a lo largo del calendario.

Para Hernández, existen tres elementos fundamentales que hay que tener en cuenta y «que provocan humedad en el ambiente de un patio y, por tanto, una bajada de las temperaturas». ¿Cuáles son? «En primer lugar está el aislamiento térmico que producen los muros del edificio, que no dejan que el calor penetre en el interior, o que penetre poco. A ello hay que sumar las macetas y el suelo de jardín que tienen algunos patios».

Sombras y agua. Un paseo por los patios de Córdoba cuando el calor aprieta en mayo es la mejor manera de comprobar que dentro de los viejos muros del Casco hay paraísos naturales y escuelas de vida para los sentidos. Pequeñas fuentes, muros tapizados de macetas y flores y sombras que ayudan a detener los rayos del sol como un muro defensivo a la intimidad y la pausa. Aún en verano, son refugio a la tiranía de los cuarenta y pico grados a la sombra. Valerio Merino

Un punto de vista también avalado por el conocimiento profundo de la fiesta y la técnica constructiva es el del arquitecto Arturo Ramírez Laguna. «Las casas patio se mantienen frescas en verano por dos procedimientos», señala. «Uno de ellos es evitando la insolación de mediodía, con el cerramiento de tapaluces y de persianas en las habitaciones y echando el toldo en el patio central. Así, la casa oscura no recibe energía y no la almacena en sus muros. Las paredes blancas también ayudan a reflejar la luz y el calor sin absorber su energía», explica este especialista en la arquitectura tradicional cordobesa.

Corrientes de aire

Y añade: «El otro procedimiento para enfriar las casas en verano es el agua, que al evaporarse roba calor al medio y refresca las estancias vivideras». Ramírez Laguna subraya que «también aquí juegan un papel importante las corrientes de aire que se generan, aumentando la evaporación de los suelos terrizos regados o de las plantas existentes».

En este sentido, Esteban Hernández opina que «las corrientes de aire tienen muy poca importancia en la actualidad, aunque en los orígenes de los patios sí que las tuvieron». Para este agrónomo es un hecho que «hoy quedan pocos patios con las dimensiones y las características necesarias para que corran corrientes de aire».

Esta lucha contra el calor con los elementos de la arquitectura tradicional supone, según Arturo Ramírez Laguna, un motivo de hermanamiento «con otros pueblos que también padecen calor estival en demasía, y entre las muchas soluciones que han ensayado en su larga historia cultural, juegan con los mismos principios físicos». Por ver está que con la misma belleza. Pero lo que está claro es que la mejor refutación posible está en darse una vuelta por estos vergeles y estos pequeños caseríos cuando más aprieta el sol, y así comprobar si hay o no un microclima perfecto ante los aterradores pronósticos meteorológicos.

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