Pasión en Córdoba
Muere Plácido Pérez, vestidor pionero de las Vírgenes de la Semana Santa de Córdoba y florista
Había nacido en Cádiz, pero llegó en 1968 y se vinculó a muchas cofradías de la ciudad y de Puente Genil
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Plácido Pérez, fotografiado en Puente Genil
Antes que él las imágenes de la Virgen de la Semana Santa de Córdoba ya se vestían, pero Plácido Pérez Ruiz fue uno de los primeros vestidores 'profesionales', en el sentido que hoy tiene esta palabra para hablar de quien se ocupa de ... esta tarea. El cofrade, que se ocupó de muchas imágenes de la Semana Santa de Córdoba desde hace décadas y que fue también florista, ha muerto este miércoles en Puente Genil, donde residía desde 1986.
Estaba tan integrado en Córdoba y su provincia que no todos saben que nació en Cádiz, y allí se inició cuando apenas tenía 13 años, ayudando a un vestidor. Llegó en 1968 a Córdoba y allí su trabajo lo apreciaron pronto las hermandades.
Estuvo muy vinculado a la hermandad de las Penas de Santiago, cuya túnica llevó y en cuya junta de gobierno trabajó, y se le recuerda por haber puesto la flor y vestido a muchas imágenes, especialmente a Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos, a María Santísima del Silencio, y a Nuestra Señora de las Angustias, a las que llegó en los años 70. También vistió a María Santísima de la Amargura.
En muchos de sus pasos también colocaba las flores, y su trabajo se apreció mucho. De esa época eran las rosas en su color de la Virgen de las Angustias, por ejemplo, pero también el sello muy particular de la hermandad de la Expiración.
En 1986 se estableció en Puente Genil, donde abrió un negocio como florista y tuvo una gran demanda y prestigio entre los habitantes de la ciudad, especialmente para bodas y para acontecimientos religiosos, donde su talento siempre brilló. Se vinculó a varias hermandades.
En los últimos años su salud había empeorado, pero en muchas ocasiones las hermandades siguieron mostrándole cariño, especialmente las Penas y la Expiración, en la salida extraordinaria de la Virgen del Rosario.
En una entrevista concedida a ABC habló de la forma en que afrontaba el trabajo: «Son momentos de mucha devoción, muy intimistas, de recogimiento con la Virgen en enaguas y haciendo el tocado. Son momentos bellísimos para hacerlo con mucho mimo y tranquilidad. Me gusta estar en silencio y que las camareras recen el rosario».
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