Cultura
Miguel Gómez Losada, artista de Córdoba: «Una de las misiones del arte es la conquista de nuevas bellezas»
Entrevista
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Miguel Gómez Losada posa junto a una de sus obras expuestas en la Diputación
El pintor Miguel Gómez Losada vuelve a exponer en su ciudad en una muestra individual seis años después. Lo hace en la Galería de Presidencia de la Diputación Provincial, en el mismo espacio en el que su padre, el desaparecido Marcial Gómez, protagonizó una ... inolvidable antológica de su obra en 2004. Gómez Losada, que ahora vive en Sevilla tras diversas etapas en Málaga y Madrid, asume esta muestra, la más extensa hasta el momento de su carrera e impulsada por la Fundación Botí, como una responsabilidad en la que podrá verse su producción última, marcada por la aparición de la figura humana y la creación de atmósferas muy especiales, plenas de poética y resonancias.
-Regresa a Córdoba y lo hace con una propuesta ambiciosa. ¿Qué sensaciones tiene?
-Yo no siento que me haya ido de Córdoba, porque una cosa es vivir fuera y otra alejarte. Me siento cordobés y andaluz. En lo personal, lo más importante para mí no es regresar a Córdoba, sino exponer en el mismo lugar donde se celebró la antológica de mi padre en 2004. Eso sí es emocionante y me supone una exigencia, pues sé lo que mi padre se exigía a sí mismo. Ahora, al montar la exposición, he empezado a sentir también que empiezo a gustarme. Y es la primera vez que siento eso. El sentido del deber y la exigencia son peligrosos, pero esta exposición está siendo una especie de pausa. Me está permitiendo ver el hilo de todo lo que vengo haciendo, el conjunto.
-El título tiene resonancias románticas. ¿De dónde procede?
-A mí no me gusta explicar los cuadros, traducirlos, porque al final los menoscabas. La narración siempre debe estar abierta. En el título hay dos cosas. Por una parte, la película 'Tú y yo' de Leo McCarey, que me recomendó el escritor José Antonio Montano y cuyo título me maravilló. Aquí en España, y más en Córdoba, cualquier atisbo de sentimentalidad se considera cursi y un título así se esquiva, pero a mí me gustó porque es el máximo eslogan del amor. No se puede definir mejor la querencia con solamente tres palabras. En cuanto al concepto 'sehnsucht', cuando lo conocí me sorprendió mucho. No tiene traducción al español y es una especie de deseo de algo que no sabes lo que es. Me sentí cautivado con eso, que es como quedarte suspendido en el tiempo con un hambre existencial. Tienes ganas pero no sabes de qué. Puede parecer nostalgia, y eso sería un freno, pero no es eso. Es un motor de búsqueda.
-La exposición parece el resultado de la nueva etapa que abrió hace una década, tras concluir el mural que realizó en Filosofía y Letras, y que supuso un cambio sustancial en su pintura. ¿Por qué ese giro?
-Con el lenguaje vegetal que había creado me di cuenta de que había llegado a un callejón sin salida. Me costó mucho llegar hasta allí, pues hacer un lenguaje vegetal es como hacer un abecedario, pero llegó un momento, al acabar el mural, en el que estaba agotado. Me encerré en mi pisito de Ciudad Jardín y no salí de allí hasta que no fui capaz de alumbrar las primeras figuras humanas y una nueva poética. Ese cambio vino en 2012, pero la exposición recoge los dos últimos años que son un frasquito de este periodo.
-Las obras de esta etapa tienen mucho de ensoñación, de fantasía.
-Las artes donde están a gusto es en la ficción. Las obras son un aparato ilusorio que creas y no pertenecen a la realidad diaria. Lo único que yo hago es extender el tiempo que me ha tocado vivir. Ese deseo de ficción también me ha ayudado a entender otras cosas, como el hecho de que es positivo romantizar las ciudades. En Sevilla, a partir de una simple letra de unas sevillanas, toda la ciudad ha interiorizado que Sevilla tiene un color especial. En Córdoba, yo no sé si tenemos un color especial, pero tenemos un silencio tan especial que es en sí mismo un patrimonio. En vez de ver ese silencio, esa ciudad callada, como algo negativo, deberíamos verlo como algo poético. Es compatible vivir en una ciudad contemporánea y al mismo tiempo romantizada. Romero de Torres ya lo hacía con esos cielos suyos.
Gómez Losada posa para la entrevista con ABC
-Las artes plásticas viven ahora más cerca del concepto que del sentimiento. ¿No se siente a contracorriente?
-Es cierto. Pero a mí no me queda otra si quiero que mis prácticas artísticas sean de verdad. Ahora se habla mucho del amor romántico como algo negativo, pero el amor romántico es algo que tú llevas en la cabeza, no es algo en pareja sino individual. Es un estado y está muy cerca del 'sehnsucht' del que habla esta exposición. El arte o el amor lo que te permiten es ampliarte.
-¿La belleza para el artista está en todas partes?
-Una de las misiones del arte es la conquista de nuevas bellezas. Porque la belleza no es estática. Incluso se puede colonizar la fealdad. También pienso que la belleza es muy frecuente, incluso viene dada. Los móviles, o redes como Instagram, están especializados en crear belleza. Y quizá el arte, en esa conquista de nuevas bellezas, debe ir colonizando esos espacios donde no está la belleza consabida.
-Para concluir, ¿cómo ve usted la vida cultural de Córdoba?
-Pues tengo la sensación de que en Córdoba está pasando algo que no está ocurriendo en Sevilla y en otras ciudades. Aquí, en ausencia de una política cultural institucional, la cultura está naciendo en grupos de amigos, que es un poco como lo hizo en su época el grupo Cántico. Se están haciendo cosas preciosas. Y es una maravilla llegar a Córdoba y ver que hay gente haciendo cosas diversas, que es la definición misma de la cultura. Lo ideal es que las instituciones acompañen lo que nace de la sociedad y eso es lo que puede ocurrir aquí. En Córdoba hay ahora mismo geiser de frescura extraordinarios. Estoy seguro de que antes o después voy a volver.
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