Mirar y ver

Preticor

El fango ya no es barro, el bulo no es falso; el gobierno, oposición y la singularidad, injusto privilegio

Queridos alumnos (14/6/2024)

Es el segundo día de verano y la temperatura nos bendice de momento, espero que sea por muchos días. Así está el tiempo, variable, como la nubosidad del título de la novela de Carmen Martín Gaite. No huele a estío recalcitrante ni ... a aire reconcentrado, como respirado por todos, a que nos tiene acostumbrados la climatología en este tiempo y lugar; más bien y a ratos, por gotas pasajeras, 'aromea' —no existe la palara, pero la necesitaba— a tierra mojada.

Sin embargo y aunque parezca increíble, la incalculable riqueza léxica del español no posee aún un término para nombrar este olor. Los misterios del lenguaje mantienen todavía mucha realidad conocida por designar. El Observatorio de palabras de la Real Academia tiene registrado el uso de 'petricor', adaptación del inglés para evocar el olor a lluvia, y lo mantiene a la espera de ingresar en el Diccionario. Vocablo feísimo para un olor atrayente, sugestivo y poético, donde los haya. Desde aquí propongo encontrar propuestas más atractivas: lluvígeno, pluvisencia, hidraterra...

Lo que se mantiene inalterable es el comienzo de las rebajas. El verano está aquí y las rebajas también. Desde la Asociación Española de Consumidores, según una información en estas páginas, los cordobeses nos gastaremos de media en ellas 120 euros, lo que nos sitúa entre los españoles más gastosos o, mejor interpretarlo así, entre los que no dejamos pasar la oportunidad de realizar compras ventajosas de ropa, electrodomésticos o artículos informáticos, productos preferidos según este mismo informe, que constata además que, a pesar de ello, no confiamos en que nos oferten beneficiosos descuentos.

Es cierto que las rebajas, entre otros motivos por la flexibilidad de las campañas, ya no son lo que eran ni desatan el furor de antes, porque para que lo sean de verdad hay que rebajar, que expresa descuento, disminución. No sé cómo nos irá en ellas, pero, hablando de palabras y sus significados, pienso que necesitamos rebajar la polarización, el tonito del discurso político, los insultos y la maledicencia; las mentiras, la manipulación y el robo de palabras, —que lo es igualmente de la realidad—: que el fango ya no es barro, el bulo no es falso; el gobierno, oposición y la singularidad, injusto privilegio.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios