LA GRAÍLLA
Carrozas quijotescas
Casi toda Córdoba cree que la Cabalgata es pobre o indigna, pero no hay alcalde que no se la dé a la Federación de Peñas
Un hilo de color y música llena de ilusión las calles
Córdoba
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Iniciar sesiónIgual que en Sevilla tienen al Ateneo para organizar la Cabalgata de los Reyes Magos, en Córdoba está la Federación de Peñas para entronizar a Melchor, Gaspar y Baltasar. Las declaraciones archisilábicas de Bien de Interés Cultural y ... de Patrimonio de la Humanidad no sólo protegen a edificios portentosos y creaciones admirables, sino también a los ritos que han ayudado a vertebrar las ciudades con su identidad. El cortejo que en la tarde de cada cinco de enero pisa las calles es rico en elocuencia antropológica. En Sevilla lo organiza quien fue capaz de reunir en un homenaje a Góngora, entonces un poeta menos y peor conocido que ahora, a los grandes poetas de la generación del 27. En Córdoba, cada uno tiene sus gustos, se ocupa gente que tiene en común jugar al dominó y organizar recitales de copla y concursos de belleza castiza.
En torno a la Cabalgata de los Reyes Magos de Córdoba hay una unanimidad binaria y en el fondo simétrica. Casi todo el mundo menos los peñistas piensan que es pobre e indigna de la duodécima ciudad de España, siempre hay quien se fija en la falta de ideas y muchos se marchan a Lucena y a los pueblos grandes y encuentran que lo hacen bastante mejor. Son los mismos que votan a la izquierda cada vez menos centrada y a la progresía pata negra, a la derecha azul o a la fetén, pero desde 2011 no paran de sucederse cada cuatro años los cambios en el Ayuntamiento y no falla que de lo primero que hacen los alcaldes y alcaldesas es renovar el convenio con la Federación de Peñas para, entre otras cosas, encargarse de la Cabalgata de los Reyes Magos. Ahora que vienen elecciones municipales no estaría de más que se destacase en el programa lo que se pretende hacer el 5 de enero para que por lo menos los electores que luego critican estén avisados.
Quizá es que los que votan y luego se quejan y los que tienen que decidir con el presupuesto público compartan en el fondo una cierta visión pesimista de Córdoba y de los suyos. Como si a pesar de tanta población y tanta historia la ciudad mereciera los mil años en el pozo de la Segunda B, el retraso en carreteras y rondas básicas que otras ciudades tenían mucho tiempo antes, el aeropuerto sin aviones y el avión sin aeropuerto.
De todas formas siempre es cuestión de opiniones: ahora los Reyes Magos no son distantes y altivos, sino tan cercanos que apenzas llevan carroza; los bailes y pasacalles son pocos y no muy lucidos para no hacer esperar a los espectadores y los personajes de dibujos animados no son evidentes, sino sugeridos según el arte del que los hizo, y ahí debe estar la creatividad del espectador para identificarlos sin tener que mirar el letrero que es como la solución invertida en la página de los pasatiempos. Son carrozas quijotescas, si se recuerda a aquel pintor Orbaneja del que se decía que pintaba lo que le salía, de forma que si de los pinceles resultaba un gallo, él lo escribía debajo para que nadie lo tomase por lobo o comadreja.
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