La Graílla
Besos sin dar
A la Orquesta los partidos la ven como se mira a alguien feo: merece amor, pero se lo debe dar otro
Laissez Feria
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Iniciar sesiónA la Orquesta de Córdoba los partidos políticos sólo la quieren como amiga. La miran como se ve a un chico cortés e inteligente, incluso con buena conversación, pero de rostro asimétrico, voz nasal, hombros bajos e ingenuidad desgarbada: merece mucho amor y ... hará bien en buscarlo, pero tiene que ser en otra parte.
Se parece un poco a Lola, la protagonista de 'Besos en la frente', que al agonizar la fiesta es la única que se va a la cama sola y en su dormitorio encuentra un espejo que le roba la hermosura, aunque le quede el enorme consuelo de que pocas de las guapas podrán presumir de haber salido en una canción de Joaquín Sabina.
A lo largo de 33 años los que habrían tenido que atender la petición de la Orquesta de Córdoba de disfrutar una sede propia en la que ensayar y actuar han pensado que es una idea estupenda y sin duda merecida, pero la tiene que hacer otro, igual que es otro el que tiene que quitar la quemazón de los besos que Lola no ha dado, por seguir con la canción, y no el que ha conseguido la atención de la morenaza de ojos como pozos de misterio, aunque al rato haya descubierto que era mejor quedarse con el enigma.
Era más guapa y servía para presumir de no bajar el listón, pero en realidad se había sentido mucho a más a gusto charlando y bromeando con la muñeca desconchada que se fue cansada de que le dejara de hacer caso.
Izquierda Unida, que estuvo muchos años al frente del Ayuntamiento, y el PSOE, que tuvo varias veces la Concejalía de Cultura, no hicieron más que una promesa de matrimonio futuro que ya entonces parecía un espejismo: la Orquesta tendría un auditorio en el Palacio del Sur que iba a proyectar a Córdoba a la modernidad en Miraflores.
Cuando la crudeza de los números de la empresa privada y la tormenta de la crisis borraron el proyecto la Orquesta de Córdoba recobró el aparato en los dientes y los kilos de más. Le dijeron que el amor no se podía imponer y que preferían a Mark Knopfler en el Festival de la Guitarra.
La Junta de la ortodoxia socialista se vestía de liberal para recortar la aportación a la formación sinfónica hasta el límite mismo de la supervivencia y le pasaba el boniato hirviendo al Ayuntamiento de Nieto con la esperanza de que tuviera que hacerse cargo de la liquidación y el derribo.
Pasaron los nubarrones y ahora que la Orquesta de Córdoba vuelve a pedir su sede Hacemos Córdoba y el PSOE le dicen que sí que la merece y son el Ayuntamiento del PP y la Junta del mismo partido los que tienen que unirse para levantar un auditorio.
A la idea le dieron calabazas en todos sus años de poder, pero ahora les parece estupenda para que la haga otro. El PP, es cierto, nunca hizo más promesas que la estricta supervivencia y lo del cine Osio, y ahora es de listillos decirlo, pero qué bien hubiera venido que le hubiera dado una oportunidad a la Orquesta en vez de presumir de aquella conquista millonaria, esnob y de apellido ilustre que no deja más que monserga ecologista.
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