Desde mi rincón
Sentir popular
Si se plantea una consulta popular para los usos de un colegio, ¿por qué no hacer lo mismo para ponerle el nombre a la estación de tren de Córdoba?
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Iniciar sesiónEscuchar a un ministro en la radio decir «le he encargado un trabajo a mi equipo, que me cojan todas las columnas de opinión en las que se me insultan», reconociendo que ese trabajo tiene gran utilidad para él, sin aclarar la utilidad que pueda ... tener para quienes le paganos a él y a su equipo, me hizo recordar algo que se planteó en la última reunión de la tertulia 'La Crátera' celebrada en el magnífico restaurante La Almudaina y que traigo a esta columna.
Alguien puso sobre la mesa la decisión tomada por el Pleno del Ayuntamiento de proponer que la estación de tren de Córdoba se denomine 'Alcalde Julio Anguita'. Se expusieron en libertad y de manera razonada las opiniones que cada cual consideró conveniente. Por respeto a mis compañeros omito sus opiniones que, salvo matices, fueron unánimes. Pero hay algo que se habló y me autorizaron a exponerlo.
Recordamos que en enero de 2011 el Ayuntamiento de Córdoba acordó por unanimidad solicitar a ADIF denominar a la estación de Córdoba 'Luis de Góngora'. Desconocemos las razones del cambio de opinión. Dejando claro que no discutimos los nombres acordados, gusten o no gusten, los consideremos apropiados o inapropiados, lo que cuestionamos son las formas de cómo se toman ciertas decisiones en el Ayuntamiento de Córdoba. Porque el nombre de la estación es algo que toca el alma de los ciudadanos y es 'marca' de Córdoba. Por eso preguntamos, ¿por qué no se pulsa el sentir de la ciudadanía? En un Pleno celebrado el pasado febrero se aprobó una moción que incluía una consulta popular para determinar los usos del antiguo colegio Lucano. Si el uso de unas instalaciones de un barrio merece una consulta popular, no es comprensible que no se haga para poner nombre a la estación de la ciudad de Córdoba.
Cuando los políticos en el ejercicio de poder actúan como dueños de un cortijo, pierden la confianza de los ciudadanos polarizando a la sociedad. Eso no es bueno para nadie y tampoco para Córdoba.
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