Pagar y recaudar

El gobierno plantea establecer una financiación singular en Cataluña. ¡Vamos! ¡El Cupo! La sociedad española se sorprende viendo cómo se dan opiniones diametralmente opuestas sobre las consecuencias de esa decisión, sin entender ni unas ni otras. Expertos financieros y fiscalistas anuncian daños irreparables para España y el resto de las Comunidades. El responsable del socialismo andaluz Juan Espadas, apoya el cupo catalán negando cualquier daño para Andalucía. El Pueblo, el portador de la soberanía nacional, permanece como convidado de piedra sin saber que decir ni que hacer.

La Comunidad catalana pretende quedarse con todos los impuestos que recauda. Recaudar es una cosa y pagar otra muy distinta. Pagamos impuestos para financiar los servicios que el Estado debe darnos. Dejando claro que el que paga es el sufridor. El recaudador no sufre el impuesto. Se limita a custodiar lo que otros han pagado. Y, si no es el Estado el que recauda, ese recaudador tiene la obligación de entregar la recaudación al verdadero destinatario. De no hacerse así, el impuesto sería injusto al no darle el destino que justifica el sacrificio del contribuyente. ¡Hablemos del IVA! Impuesto muy gravoso que pagamos los consumidores finales cuando gastamos en bienes o servicios. En principio lo recauda el empresario o profesional que nos da esos bienes o servicios. Profesional o empresario que posteriormente debe liquidar cuentas con Hacienda. Dicho esto, ¿Por qué no se nos dice cuál sería el resultado de esas liquidaciones en Cataluña de quedarse con ellas? Sólo pedimos saber el destino final de los impuestos que pagamos. Para empezar, ¡sólo eso!

Decía Séneca que «no hay viento favorable para el que no sabe adónde va». ¿Vamos a pagar y callar sin saber las consecuencias que para nosotros tendría esa decisión?