Cosas buenas, ¡haberlas haylas!

Por si no hay bastante podredumbre en los estamentos más elevados del poder, ahora tenemos que soportar los indicios que existieron en nuestra administración más cercana. También el refranero nos dice que «a mal tiempo buena cara». Cuando el ambiente huele mal, lo que procede es buscar un bálsamo que nos permita respirar bien. A eso me dispongo.

El actual delegado de Infraestructuras en el Ayuntamiento de Córdoba es Miguel Ruiz Madruga. Lo conocí hace muchos años. Luego no he tenido contacto con él. Como la política cambia a las personas, dejo claro que mi opinión sobre él es la que recuerdo. El Miguel Ruiz que yo conocí estaba en la política para trabajar. ¡Para darse a los demás!

Compartía en líneas generales la ideología del partido en el que entonces militaba. Pero más que político al uso, yo lo consideraba como el trabajador del partido. Siempre dispuesto a dar el callo en lo que hiciera falta. Por el partido y por los demás. Por eso es una buena noticia que un político de estas características tenga la responsabilidad de algo tan importante como es el departamento de Infraestructuras en Córdoba.

Lo que políticos como Miguel necesitan para triunfar es un equipo humano y profesional de categoría, con ganas de trabajar por Córdoba. Y en estos momento lo tiene en sus manos. Su responsabilidad como delegado debe ceñirse a mantener unido e ilusionado a ese equipo y conseguir la mayor financiación posible para ponerla en las manos de quienes están demostrando que trabajan sin descanso, buscando que la ciudad luzca como Córdoba merece.

Son muchas las cosas que se hacen y, sin duda, son más las que se pueden hacer. Las infraestructuras son esas cosas que diariamente vemos y usamos cuando vamos a trabajar, a pasear o a disfrutar viendo como luce nuestra ciudad. Es una alegría para todos y una buena noticia para Córdoba que hay que reconocer públicamente.

Muchas veces, en la sociedad, adquieren más notoriedad los políticos charlatanes que aquellos que nos sirven en silencio. ¡Craso error! En España, es momento de valorar y dar protagonismo a quienes, como políticos o funcionarios, saben lo que son y actúan como servidores públicos. Y sin despreciar a nadie, hay que poner extramuros cuanto antes a quienes se comportan pensando que por haber sido elegidos políticamente o por ganar unas oposiciones, actúan pensando que deben ser servidos y, además, bien remunerados.