Ministril

Los trovadores consideraban que su categoría se rebajaba si eran ellos mismos quienes acompañaban sus recitales de música. El ministril era, consecuentemente, un acompañante del trovador de categoría muy inferior.

Con el paso del tiempo se estableció una distinción entre los propios músicos, al considerarse que existían diferentes categorías. Se diferenciaba a los músicos de cuerda, a quienes se tenía en mayor consideración y se les denominaba sonadores, de los músicos de viento, «que tocaban chirimías», y eran tenidos como los más inferiores del escalafón musical y a quienes se seguía llamando ministriles.

En alguna documentación de los siglos XVI y XVII cuando se celebraban determinadas solemnidades religiosas, como podía ser la procesión del Corpus Christi se señalaba de forma específica que en el acompañamiento a la custodia habría música de ministriles.

La Real Academia de la Lengua da otra acepción de la palabra ministril, incluso la considera más importante, al situarla en primer lugar, señalando que es «ministro inferior de poca autoridad o respeto, que se ocupa de los más ínfimos ministerios de justicia».

Es decir que ministril sería un ministrillo, cuya capacidad queda puesta en entredicho y, en consecuencia, carece de autoridad e incluso se le pierde el respeto. La misma Real Academia señala que un ministro es «la persona que forma parte de un gobierno como responsable de uno de los departamentos en que se divide la administración superior del Estado», pero también define dicha palabra como «la persona que va comisionada o enviada por otra».

A estas alturas de la columna el lector podría preguntarse a que vienen tantas definiciones acerca de que es un ministril y que es un ministro. Lo invitamos a que deje correr su imaginación y piense en ministros del gobierno de Pedro Sánchez, que actúen como simples comisionados del presidente. En ministros a los que se considere que tienen poca autoridad y se les ha perdido el respeto por lo que dicen o hacen.

Nos parece que hay algún caso por sus declaraciones sobre aquello que es el objetivo principal de su ministerio o que andan pidiendo perdón por lo que nuestros antepasados hicieron —nuestra historia tiene sombras, pero también está llena de luces entre otras acabar con los sacrificios humanos practicados por los mexicas— al otro lado del Atlántico para satisfacer las exigencias de unos gobernantes populistas que buscan distracciones exteriores para consumo interno.