Urbanismo
El informe de la Junta que pide no realizar cocheras busca otra forma de edificar en la zona oeste de Córdoba
Zonas como el O-7 se urbanizaron con algunas destrucciones de restos históricos, aunque otros inmuebles mantienen piezas integradas
Cultura pide que el mayor barrio de Poniente en Córdoba no tenga cocheras subterráneas
Córdoba
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Iniciar sesión¿Un barrio con edificios de seis plantas y sin plazas subterráneas de garaje? Solamente la mención pone los pelos de punta de los profesionales del sector de la construcción, de urbanistas y arquitectos. Pero la realidad es que la expansión de la ciudad ... a Poniente se llevó a cabo con la destrucción —levantamiento, en la jerga del sector— de una gran porción de la ciudad histórica de Córdoba. Precisamente, la que llegó más lejos.
Los hechos arrancan a finales de los noventa del pasado siglo cuando la Junta inicia las obras de la Ronda de Poniente. Los restos arqueológicos que aparecieron eran enormes y retrataban el arrabal de la ciudad, la expansión extramuros de las fases emiral y califal. La Junta lo excavó todo, se dio permiso a sí misma para levantarlo todo y reservó algunos de los hallazgos más representativos que pueden verse, por ejemplo, en alguna glorieta. Lo mismo ocurrió en el resto de los barrios. Se preservó una pequeña parte: los testigos más valiosos que ahora forman parte de zonas comunes y garajes.
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Rafael RuizAprueba un dictamen de la Comisión de Patrimonio que propone limitaciones a las afecciones al subsuelo de Puerta de Córdoba, con 6.800 pisos
El problema vino, de verdad de la buena, cuando se inició la urbanización de los nuevos sectores de vivienda y, particularmente, el O-7 o Nuevo Zoco. Se trata de uno de los barrios más exitosos de la industria inmobiliaria pero fue objeto de una de las polémicas más grandes entre promotores, arquitectos, políticos y arqueólogos, que llevaron las de perder.
Todo se precipitó cuando se excavó la gran necrópolis hallada en torno a 2007. Los distintos equipos que estaban investigando en la zona hallaron una enorme superficie destinada a enterramientos. Y las excavaciones de las necrópolis son particularmente lentas. Obligan a un trabajo fino, a examinar cadáveres, a buscar ajuares funerarios que, en contra de lo habitual, se hallaron.
La Junta pidió primero que se examinasen casi todos los cadáveres. Luego el porcentaje fue bajando hasta quedarse en un diez por ciento. Las presiones de las promotoras por sacar de allí a los arqueólogos y construir y vender las viviendas hizo que la Delegación de Cultura de la Junta tirase la toalla. Algunas urbanizaciones tienen parte de los restos integrados.
¿De otra manera?
El informe aprobado en la Comisión de Patrimonio intenta que, en el mayor barrio de Poniente, las cosas se hagan de otra manera. O al menos se intente. La realidad es que lo que ocurrió sacrificó la investigación histórica y la preservación de los bienes a las urgencias del mercado inmobiliario, que poco después se encontró con una de sus crisis recurrentes: la más grave y profunda.
La Gerencia de Urbanismo tiene en sus manos el informe de la Delegación de Cultura de la Junta. En principio, lo que ha quedado escrito se tiene que desarrollar en los respectivos planes parciales del proyecto Puerta de Córdoba que son, según la documentación, tres. Superan, cada uno, las dos mil viviendas y hay grandes intereses económicos detrás.
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