La fortaleza de Luque (Hisn Lukk) ha sido restaurada en esta última fase por la empresa Hermanos Campano con una inversión global de 917.322 euros fruto de la colaboración entre el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, que aporta el 75% gracias al plan del 1,5% cultural, y el propio Ayuntamiento luqueño (con fondos de la Diputación de Córdoba).
Infranqueable por tres de sus lados, consta de dos grandes torreones (torre de la Coracha y Albacar) y en todos los lienzos de la muralla sur, correspondiente a la tercera línea defensiva. y tres lienzos de murallas que defienden el acceso a su interior por medio de una entrada recodo y una puerta que en su día fue levadiza y que pronto volverá a abrirse.
En el cerro del castillo, que se divisa por toda la comarca de la Subbética, se estableció población desde el Neolítico y el Calcolítico. Y gracias a la arqueología también se sabe que en la Edad del Hierro hubo un asentamiento, como atestigua una cerámica ibérica con decoración a la almagra en el Museo Municipal y el resto de un muro de tapial.
Otra intervención arqueológica descubrió unas pilas de decantación romanas, lo que demostró que en este emplazamiento hubo población desde el final de la Edad de la Piedra hasta los primeros siglos después de Cristo. Para hallar la primera referencia escrita hay que esperar hasta el siglo IX, en el que se le vincula a Ben Mastana y las revueltas muladíes. No obstante, la mayor parte de lo que hoy día puede verse se debe a la ampliación feudal realizada a finales del siglo XIII y en el XIV.
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