Pretérito Imperfecto
La utopía del C3A
¿Qué especie de mezquino sortilegio ha sufrido este templo de la sabiduría y la emoción para merecer tan supino castigo?
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Iniciar sesiónEs el comentario en las farmacias, el centro cívico de Levante, el Go-Fit, la parada del 2 en Fuentes Guerra, la barra del Lucas o el mercado Sánchez Peña. El Centro de Creación Contemporánea de Córdoba, bajo el acrónimo con nombre de coche ... C3A, ha vuelto a quedarse sin director. Ni los peroles 'rafaelianos' han podido aplacar un bisbiseo incesante por la sacudida de la noticia y su trascendencia desde el Arenal a La Colina. Centenares de cordobeses llegados por los cuatro puntos cardinales se han arremolinado de manera espontánea en las pequeñas puertas del vetusto hito de Sobejano&Nieto para hallar respuestas ante el fatal desenlace. Otros muchos cordobeses optaron por apostarse en la baranda del puente del Arenal por si la fachada audiovisual nocturna daba alguna clave. Un halo de melancolía y notas de Debussy rodea a la vieja urbe romana del Guadalquivir bajo una fina e invisible lluvia de nostalgia. Una ciudad como Córdoba encogida ante su más icónico espacio situado entre la marabunta del huesudo Arcángel y la soflama histórica de la Mezquita, como una línea totémica.
Las sesudas conversaciones de plataformas inoportunas, contubernios vecinales, peñas, próceres de la izquierda y señores conservadores modernos, además de consejos de distrito, cónclaves de mercadillo y tertulias de género no aciertan a configurar una explicación aproximada a esta nueva hecatombe y orfandad artística. ¿Qué le pasa a esta maravilla de la arquitectura y la factura pública que tardó ocho años en levantarse y costó 30 millones de euros para que una década después apenas cuarenta y dos mil personas al año sea su incomprensible registro de popularidad y atractivo...? Hasta el Museo Taurino de esos bárbaros del mundo del toro tiene ya los mismos visitantes casi que este Edén de la creación y la genialidad contemporánea, faro de Alejandría de las nuevas corrientes expresivas que circulan por todo el mundo.
Córdoba y el C3A, el C3A y Córdoba no acaban de entenderse. Ni de cruzar sus miradas. Ni siquiera el acto de conciliación de Francesca Thyssen-Bornemisza, con su fastuosa colección sostenible, 'ecofriendly', transversal e intergeneracional, pudo obrar el milagro. Ni el generoso esfuerzo del señor alcalde en esa empresa, propiciar una raya en el agua y un motivo de empatía entre esos ufanos ciudadanos que ni cruzan el puente oxidado de Pepe Mellado para adentrarse en otra dimensión posible. Ni los intentos por bajar el nivel con proyecciones de cine de verano y pequeñas convenciones en su flamante 'caja negra' -algún malicioso ha pensado en celebraciones de bodas- han servido para conquistar el corazón de esas almas casposas entregadas al viejo tópico romeriano de la capa sinuosa y el ligero andar de Pacheco por el chino cordobés.
¿Qué especie de mezquino sortilegio ha sufrido este templo de la sabiduría y la emoción para merecer tan supino castigo? ¿Acaso no es Córdoba milenaria ciudad capaz de acoger en su sufrido regazo a esta criatura del futuro...?
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