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Los planes de Emacsa para el uso de las aguas regeneradas en Córdoba
Aborda un objetivo inicial de tres hectómetros cúbicos cuando los papeles de la empresa municipal se fijan un planteamiento de futuro de entre 18 y 20
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Córdoba
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Iniciar sesiónLa empresa municipal de aguas de Córdoba, Emacsa, ha empezado a negociar con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir la obtención de un permiso, que se prevé largo, para el uso de aguas recicladas para usos secundarios, que es el principal proyecto que en estos ... momentos maneja la empresa con una inversión de 20 a 30 millones de euros. El primer encuentro ha acabado con una propuesta de uso de tres hectómetros cúbicos anuales de agua reciclada.
Esa es una parte muy, muy inicial del proyecto global que Emacsa dice tener entre manos. La empresa dispone de un documento de planificación de las aguas recicladas, en fase de redacción, que implica una cantidad mucho más alta. Los tres hectómetros cúbicos es lo que la ciudad gasta en regar zonas verdes. Y la realidad, explican los documentos, es que implementar la tecnología y la infraestructura necesaria para reutilizar el agua que ahora mismo acaba en el cauce del Guadalquivir no está pensado para estos límites.
El alcalde de Córdoba, José María Bellido, ha cifrado el objetivo final en 18 hectómetros cúbicos al año, aproximadamente, como consecuencia de aplicar los criterios directos del antes llamado Plan Hidrológico Nacional. Un artículo científico del jefe de Control de Calidad de Emacsa, Rafael Marín, es mucho más preciso. Una ciudad de 325.000 habitantes necesita disponer de media de 20 hectómetros cúbicos al año. Si se le suman factores como las pérdidas, filtraciones o evaporaciones, «los aportes se van a 25 o 35 anuales» en un contexto de reducción de la cantidad de precipitaciones de hasta el 15%.
El artículo del jefe del laboratorio de Emacsa precisa que un cálculo básico se iría a 15 hectómetros cúbicos año de aguas depuradas que son congruentes con el escenario de 18 hectómetros anuales precisado por el alcalde y por el presidente de la empresa municipal, Jesús Coca.
La empresa municipal tiene un objetivo de mínimos, esos 3 hectómetros cúbicos, y uno de máximos. Y aquí es donde entran los distintos escenarios. Si el órgano de cuenta lo permite todo, los 18 hectómetros cúbicos (siempre en un periodo muy largo de tiempo), se estaría hablando de implementar estrategias de uso industrial, posibilitar hasta plantas de hidrógeno verde. Cada tonelada de hidrógeno producido por electrolisis precisa de nueve toneladas de agua específicamente tratada para que sea ultrapura. Cada tonelada de agua ultrapura precisa de dos toneladas de agua normal. Es un consumo más que respetable para una de las fuentes energéticas limpias del futuro.
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En el supuesto de que el Gobierno central no autorice el reciclaje de tanta agua, se plantean escenarios. Con 12 hectómetros cúbicos anuales, se trabaja en la creación de una comunidad de regantes en la que entraría la producción agraria autorizada o instalaciones de otras características que precisen de este elemento. Lo mínimo es regar los parques y jardines de la ciudad desconectando esas labores del agua potable.
Las aguas reutilizadas no son precisamente una novedad. Algún municipio de la provincia como Pozoblanco ya tiene permiso de la Confederación Hidrográfica del Guadiana para limpiar mucho mejor sus aguas residuales para dedicarlas al riego de zonas verdes y al baldeo. Reguladas a partir de 2007, son objeto de estudio porque permiten la economía circular aplicada al agua. El profesor Julio Berbel, de la UCO, dirige un grupo de investigación específico sobre esta materia que tiene carácter internacional.
El agua reutilizada es el agua desalada de las zonas alejadas de la costa ya que permite contar con un recurso constante, casi ajeno a la variable del clima. Consiste en tomar el agua que acaba en las alcantarillas tras pasar por hogares e industrias y limpiarla mucho mejor de lo que ahora se hace para dedicarla a nuevos usos. Cada uso nuevo exige de un nivel de limpieza. Por ejemplo, usar ese recurso para regar superficies cultivables implica que no esté contaminada con bacterias que hagan inviable el consumo de los alumentos plantados. Utilizar ese agua en el ámbito industrial implica que no lleven sustancias que impidan que el fruto de esa fábrica sea contaminante para los seres humanos o el entorno.
Básicamente, la regulación europea y nacional impide que este tipo de agua reciclada se pueda usar para consumo humano o para procesos industriales que acaben en tal como la fabricación de bebidas. Sí abre un abanico muy amplio de opciones que tienen, como todo en la vida, inconvenientes. Uno es el coste: es un proceso caro que tendrán que asumir los usuarios del agua de la ciudad mediante las inversiones. Una segunda parte tiene que ver con el caudal ecológico del Guadalquivir. Actualmente, cuando el agua se usa en una casa o una fábrica, se limpia y se echa al cauce. El plan municipal propone reducir todo ese caudal a medio y largo plazo de forma abrupta. Y esa es la parte que tiene que negociarse con la CHG que es el que vigila que el Guadalquivir tenga agua para conservar la diversidad natural.
Anteproyecto
Emacsa tiene en fase de anteproyecto un plan propio de regulación de las aguas regeneradas. Y básicamente tiene carácter técnico. El análisis de los expertos de la empresa es que existen técnicas suficientes para posibilitar el uso del agua que llega de las alcantarillas para que tenga una calidad suficiente como para los usos permitidos. Aparte, es preciso construir una infraestructura para conducir toda esa agua limpia a los lugares donde se quiere usar: desde el riego de los parques hasta las industrias.
Y eso ocurre, explican, en un contento en el que las EDAR, las estaciones que limpian el agua, cada vez están más obsoletas y se enfrentan a sustancias cada vez más dispares tanto por los usos domésticos como los industriales. No se trata exclusivamente de microorganismos producto de aguas que han pasado por el cuarto de baño de una vivienda. Se trata de sustancias químicas, metales pesados, drogas variadas o fármacos como el ibruprofeno o el diclofenaco. Y es preciso llevar a cabo esa limpieza de una manera segura por razones evidentes de salud pública.
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