Seis roscones de Reyes en la provincia de Córdoba para chuparse los dedos

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B. L.

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En Lucena, cada vez son más los establecimientos que ofrecen el tradicional roscón de Reyes, aunque la tradición lleva el nombre de la Panadería y Confitería Virgen de Araceli.

Este obrador fue fundado en 1967, inicialmente como horno de pan, adentrándose en 1990 en el mundo de la confitería tradicional. Agustín Graciano, gerente y maestro del obrador siguiendo una tradición familiar, nos cuenta que hace unos 28 años empezaron a elaborar sus primeros roscones de nata y crema.

En estos días su elaboración compite con la de panes, bollos y barras. De su obrador salen cada Navidad en torno a 500 roscones de tamaño familiar. A los rellenos tradicionales se han ido sumando los de 'kinder', trufa, chocolate, limón, naranja o fresa, aunque «los de nata y crema siguen siendo los que tienen más tirón», afirma Graciano, que se ha encargado también del Roscón de Reyes Gigante de Lucena, que esta confitería ha elaborado en 21 de sus 23 ediciones. «Son 120 metros de roscón, en los que ponemos el mismo cariño que en cualquiera que los que las familias lucentinas se llevan a sus casas», nos cuenta Agustín Graciano. ¿Su secreto? «El tipo de bollería, totalmente artesana y amasada con mimo, como se ha hecho siempre en los pequeños obradores», afirma.

Hablar de dulces en Puente Genil es irremediablemente acudir a la confitería Miragenil, especializada en endulzar la vida a sus clientes desde hace más de 70 años y donde la calidad, la artesanía y la tradición son sus principales valores. Con tres generaciones a sus espaldas, este establecimiento cuenta con una gran variedad en dulces, entre los que no podían faltar por estas fechas navideñas, los tradicionales roscones de Reyes.

«Hacemos los mejores del mundo», según Luis Fernando Gama, gerente de la confitería. Y es que, diversas variedades para todos los gustos ofrece este establecimiento de este delicioso postre del Día de Reyes, desde sin relleno a rellenos con sabor a nata, crema, turrón, trufa, chocolate kinder y hasta combinados, en dos tamaños, de ocho raciones y de doce.

Precisamente y como marca la tradición, previamente a la Cabalgata de Reyes Magos, la asociación Amigos del Rey Melchor, del barrio de Miragenil, colectivo al que pertenece Luis Fernando, se reunió el martes para compartir una jornada de convivencia y disfrutar de un almuerzo, en el paseo fluvial de la barriada. El postre, un roscón de Reyes gigante, con sabor a nata, para 70 comensales, el cual cumplió a la perfección su función, endulzar la merienda de todos los allí presentes.

Pastelería Solano en Aguilar es una empresa fundada en el año 1913 que lleva unos 20 años realizando unos exquisitos roscones de Reyes. Cuenta con una elaboración propia y artesana, basada en una materia prima de máxima calidad, la fermentación paciente y adecuada y el horneado correcto. Los rellenos se realizan con crema pastelera también de fabricación propia y de nata natural de alta calidad.

La identidad del roscón es inconfundible por el brillo de la gelatina que lo cubre y la lluvia de coco sobre la calabaza escarchada. Se pueden adquirir en dos tamaños y se sirven tiernos y suaves sin ningún tipo de conservantes ni colorantes.

Otro dato característico es su elaboración individual y a mano a partir de la harina, el azúcar, el huevo la margarina y la levadura. Los roscos han ido sustituyendo con el paso del tiempo a las clásicas tartas de reyes con almendra y rematadas simbólicamente con una pluma en el centro.

En Cabra, la tradición del roscón de Reyes permanece viva en su máxima expresión gracias a la labor del Obrador Artesanal José y Julia. Se trata de una empresa familiar de casi una década de experiencia en el sector que viene manteniendo la elaboración artesana de pan, dulces típicos y en este caso roscones que son elaborados como antaño, en un horno de leña.

En la memoria colectiva quedan los roscones elaborados en las confiterías señeras de la localidad que con el paso de los años han ido desapareciendo como la de Fernández o Buil aparte de otros panaderos que seguían dando vida año tras año a los roscones de Reyes.

Hoy solo queda este resquicio establecido en la barriada de Nuestra Señora de la Sierra, desde el cual en la madrugada del 3 al 4 de enero se hornean los distintos roscones que se les ha ido encargando en los días previos y que un año más llegarán a los hogares egabrenses con todo el sabor que las manos expertas de estos artesanos reposteros confieren a un dulce que seguirá continuando una tradición en la que no faltará la haba.

Si hay una confitería característica en Palma del Río por la delicia de sus dulces y por la cercanía y amabilidad de sus propietarios, ésa es, sin duda, Maisa. Un negocio familiar que abrió sus puertas por primera vez en 1940, y que, a día de hoy, regentada por Celia Mayor y Juan García (cuarta generación) sigue brindando absolutas exquisiteces para el paladar, entre ellas el roscón de Reyes.

Cuenta Celia que el roscón lo ofrecen desde hace unas tres décadas y que, a pesar de las variedades que realizan (trufa, nutella, crema de chocolate, cabello de ángel, merengue, kínder, etc.), siguen reinando los dos sabores tradicionales: nata y crema. Además, afirma la propietaria: «lo que a la gente le encanta de nuestros roscones es que son tiernos, esponjosos y artesanos y el relleno es espectacular».

En Priego, aunque no es una tradición muy arraigada, sí que hay un obrador, la panadería Hermanos Díaz, que lleva ya casi 30 años haciendo roscones de Reyes. Encarnación Delgado y su esposo, Antonio Díaz, son los responsables de la gestión del negocio y cada año, la semana de Reyes, trabajan más intensamente para poder elaborar los 500 roscones que, en su gran mayoría son encargos de sus clientes diarios.

Encarnación comenta que la elaboración que ellos hacen es totalmente artesanal, ya que la propia masa del roscón es la que siempre hacía su suegro para las tortas de aceite y que dicha masa se hace con tiempo suficiente para que fermente y tenga su punto. El roscón que más salida tiene es el de nata, aunque también lo suelen encargar con dos sabores, como nata y crema o nata y chocolate.