El Córdoba CF pone punto final a un curso discreto

El cuadro cordobesista naufragó en liga tras una segunda vuelta desastrosa que tiró por tierra el buen trabajo en la primera mitad de la temporada. Jugadores, dirección deportiva y cúpula del club quedaron señaladas por la afición que incluso optó por no comparecer en los dos últimos encuentros en El Arcángel.

Para muchos, el foco principal del desastre ha estado en la plantilla. Unos jugadores que han ido de más a menos a lo largo de la temporada. Cuando inició la liga, el equipo daba síntomas de cohesión, unidad y química. Unos elementos que menguaron a lo largo de las jornadas y desaparecieron por completo en los últimos cuatro meses.

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Fran Pérez

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Poco a poco, la plantilla empezó a quebrarse. Primero, el técnico Germán Crespo que se marchó en abril, señaló a varios jugadores en sala de prensa y esto dinamitó el vestuario. Después, seis jugadores pidieron salir del equipo en el mercado invernal y la dirección deportiva no supo retenerlos por lo que tras el mercado invernal, el equipo se cayó por completo y los refuerzos no aportaron nada para salvar la situación.

Este curso, el Córdoba ha protagonizado una de las situaciones más extrañas para un equipo de fútbol. El club empezó como un tiro la primera vuelta, siendo líder en la jornada quince, con cinco puntos sobre el segundo y diez sobre el quinto clasificado, el límite del play off. Parecía invencible y ganaba aunque el partido se complicase mucho.

Desde el pasado mes de enero, coincidiendo con la segunda vuelta, el equipo dejó de creer, pasó a cuajar partidos grises y a conceder puntos con mucha facilidad. Tan solo dos victorias en los últimos tres meses. Ni el episodio dramático que vivió Gudelj hizo que el equipo reaccionase. Ni la llegada de Manuel Mosquera al banquillo hicieron reactivar al equipo en las últimas ocho jornadas.

Los datos son demoledores. El Córdoba logró 39 puntos en la primera vuelta, tan sólo siendo superado por el Alcorcón con 42. El cuadro blanquiverde ha terminado la temporada con 54 puntos por lo que en la segunda vuelta sólo ha conseguido 15. Unos números muy pobres para un equipo que planeaba ascender a Segunda División.

También sufrió la sequía goleadora. Sus delanteros dejaron de fabricar goles. Mostraron una faceta totalmente distinta en la primera vuelta con respecto a la segunda. Willy se lleva el Pichichi con 11 dianas y su compañero Antonio Casas tan sólo ha conseguido un gol en toda la segunda vuelta. El nivel de los jugadores, en su mayoría, bajó notablemente. Al principio parecía una mala racha, pero pronto se convirtió en una auténtica y dramática crisis deportiva.

La relación entre club y afición ha quedado gravemente herida. Los aficionados blanquiverdes no no acompañaron al equipo en los dos últimos partidos en El Arcángel como protesta a los acontecimientos. Los pocos que fueron expresaron su parecer con abucheos y pitos repartidos a partes iguales entre la dirección deportiva, los jugadores, el entrenador y la cúpula del club. Sin duda, el futuro del club está en el aire. El único cambio oficial hasta el momento es el de Antonio Fernández Monterrubio como nuevo consejero delegado en sustitución de Javier González Calvo.