El Cabril, lleno al 82% en residuos de media y baja intensidad

Así, en la actualidad hay ocupadas en su totalidad 28 celdas con materiales de media y baja actividad, a las que la compañía va a sumarle 27, de las cuales 12 tienen que estar construidas antes de 2028. De otro lado, hay dos celdas en uso de muy baja actividad y dos en proyecto, que son las destinadas a acoger los restos del desmantelamiento de las centrales nucleares.

El Cabril recibió en 2021, el último ejercicio cerrado, 2.388,99 metros cúbicos de residuos radiactivos, de los cuales 2.368,63 procedían de instalaciones nucleares, 12,20 metros cúbicos de instalaciones radiactivas y 8,16 metros cúbicos de instalaciones no reglamentadas. Estos residuos llegaron en 275 expediciones: 231 de instalaciones nucleares, 43 de instalaciones radiactivas y uno de instalaciones no reglamentadas.

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El 78 por ciento de estos desechos (1.847,85 metros cúbicos) fueron residuos de muy baja actividad y el 22 por ciento restante (541,14 metros cúbicos) residuos de baja y media actividad. El volumen total almacenado a 31 de diciembre de 2021 ascendía a 56.977,83 metros cúbicos.

El presidente de la empresa pública, José Luis Navarro, ejerció de guía principal a la visita de ayer por las instalaciones del depósito, a las que asistieron en torno a cien personas, la mayoría de ellas periodistas y estudiantes de Comunicación. La gira, que comenzó con una demostración de la utilidad del empleo de drones en la difusión de los valores ambientales a cargo del fotógrafo Gogo Lobato, tuvo por primera parada el nuevo centro de información de El Cabril. 

Se trata de un equipamiento situado a unos cinco minutos en coche desde el cuerpo principal de las oficinas de Enresa y que tiene por cometido la organización de actos divulgativos sobre la función de la planta de depósito enfocados a escolares, universitarios y colectivos profesionales. Entre los recursos con los que cuenta el espacio destaca una proyección breve que, en un lenguaje claro y accesible, da las claves de las instalaciones y sobre los pasos que siguen en ellas los residuos desde que llegan en camiones especiales —bien desde centrales nucleares o desde factorías y hospitales que produzcan desechos radiactivos— hasta que son colocados en las celdas.

«En treinta años de transporte ha habido cero incidentes», indicó en este punto José Luis Navarro. «Nosotros nos guiamos en todo momento por el lema ALAP, que es el acrónimo de la expresión en inglés que quiere decir 'tan bajo como sea posible'», añadió el máximo responsable de la compañía en referencia a la política que impera en sus operaciones para reducir al mínimo el nivel de radiación de los restos almacenados o de exposición de los empleados de Enresa a los mismos.

De otro lado, y acerca del futuro de las instalaciones de El Cabril, sus responsables insistieron ayer en que las instalaciones estarán operativas hasta el año 2050 aproximadamente, que es la fecha en la podría llegar el último residuo del desmantelamiento de las centrales nucleares. Enresa espera contar en dos años con el permiso para la ampliación definitiva de los depósitos.