El Cabril conmemora sus 30 años como «la historia de un éxito» en Córdoba

El año 1992 fue prodigioso en España. A los grandes eventos se sumó la puesta en servicio de las instalaciones de Sierra Albarrana, que como recordó el presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), José Luis Navarro, recibió la autorización del Ministerio de Industria el 5 de octubre, cuando quedaban pocos días para la Exposición Universal de Sevilla.

«De lo que más orgullosos estamos es de que, más allá de que haya personas a las que no les guste El Cabril y que es algo contra lo que no podemos hacer nada, es que hemos tenido cero incidentes de cualquier tipo: no manejamos residuos de alta actividad, pero sí un material delicado, porque es radiactivo; esto es la historia de un éxito», señaló, rotundo, durante su intervención en un sencillo acto al que acudieron directivos de El Cabril y de la sede central de Enresa llegados desde Madrid, y en el que tuvo palabras cariñosa hacia la directora del centro, Eva Noguero. Hoy, la celebración se ampliará en Sierra Albarrana al personal del depósito y a los trabajadores jubilados.

La conmemoración se basó en cuatro intervenciones en el estrado y en la proyección de una serie de vídeos sobre en los que la sociedad civil, empresarial y política cordobesa dio su punto de vista acerca de la labora que ha desempeñado El Cabril. Entre quienes tomaron la palabra destacó el exrrector de la Universidad de Córdoba (UCO), Eugenio Domínguez, que fue el impulsor de la Cátedra Enresa. 

«Decía Antoine de Saint-Exupéry que la verdadera felicidad proviene del trabajo bien hecho y que el entusiasmo viene de crear cosas nuevas», dijo para aplicar esas palabras a la trayectoria del depósito de materiales radiactivos, que reconoció que en sus inicios generaba muchos recelos entre la población cordobesa y también en el seno de la institución cordobesa que él dirigió.

«Hace bastantes años, la percepción que se tenía del trabajo que se hacía allí arriba era negativa, ocurría hasta en la Universidad de Córdoba, quizás por el desconocimiento y porque había mucha demagogia, y en aquel momento unos investigadores de la UCO montamos con El Cabril un grupo de pensamiento y conseguimos que se aclarasen objetivos y actitudes: ese fluir y ese conocernos los unos a los otros significó que Enresa fuese la primera empresa que recibiera el premio Tomás de Aquino que da la Universidad», recalcó el entonces rector.

De su lado, la directora del centro de almacenamiento subrayó que El Cabril es una instalación que sigue siendo valorada internacionalmente «como un centro modélico, cuya concepción y tecnología lo colocan a la vanguardia de las instalaciones existentes en su género». «Las garantías de seguridad y protección radiológica allí existentes tanto para sus trabajadores», enfatizó Eva Noguero.

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Por su parte, la directora general del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), Yolanda Benito, sostuvo que «es verdad que treinta años no es una edad muy significativa para un centro como éste, que todos esperamos que funcione durante muchos años más, pero está ya claro que estamos ante un magnífico ejemplo en el campo de la gestión de residuos, y valoro mucho el contacto tan estrecho que ha tenido y tiene con las poblaciones cercanas».

Entre las personas que participaron dando su testimonio a través de breves videos se encontró el presidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba, Antonio Díaz, que señaló que «nuestra relación con El Cabril ha sido tensa y satisfactoria, y en 2006 firmamos un convenio de colaboración con Enresa». El presidente de la Asociación de Fabricantes (Asfaco), Jesús Coca, se felicitó por «el camino conjunto que hemos recorrido con Enresa, y creo que uno de los capitales mejores que tiene El Cabril es el humano». El director de ABC Córdoba, Francisco J. Poyato, destacó el foco de interés informativo del almacén, cuya percepción ha evolucionado desde «la amenaza a la oportunidad».