Las aerolíneas hacen números sobre los futuros vuelos desde el aeropuerto de Córdoba

Y no se puede decir que AENA no haya puesto de su parte. La pista ha incrementado su extensión y anchura, los apoyos tecnológicos son ya homologables a aeródromos de estas características y los procedimientos operativos se encuentran en la línea de lo que demanda la seguridad aérea. Además, se han realizado obras para mejorar el confort de los teóricos pasajeros durante el tiempo de espera para coger un vuelo con una intervención en la terminal.

Binter, Volotea y Vueling respondieron ayer a la petición de explicaciones de ABC sobre por qué aparecen tan claramente citados por la Junta. Las explicaciones no fueron muy precisas. Las tres empresas aseguran estar oteando las posibilidades de mercado e informarán cuando tengan algo en firme, por ejemplo, dentro de sus planes de vuelo para 2024.

La teoría es que técnicos autonómicos de Turismo Andaluz estuvieron en la feria internacional donde se cierran este tipo de tratos, Routes, que se celebró recientemente en Estambul. Allí es donde conocieron los planes de las distintas compañías para los aeropuertos andaluces, que son relevantes para el resultado final del estratégico sector turístico.

¿Significa eso que se puede dar por hecho que alguna de las compañías citadas va a volar desde Córdoba hacia destinos, en principio, domésticos? Las fuentes consultadas invitan a tomarse las cosas con muchísima cautela.

Con tanta que no se dé nada por hecho hasta que no se vean a los pasajeros embarcando y el avión en el cielo. Efectivamente, las tres compañías forman parte de las que se han interesado activamente por utilizar las instalaciones del Lavadero.

Sin embargo, abrir una ruta de estas características suele tener variables de todo tipo. La previsión de negocio es una de ellas. También los aviones disponibles (sobre las características técnicas de la pista) y si las rutas existentes permiten cuadrar vuelos desde un destino concreto. La clave suele estar en la reserva de slots o franjas temporales para el uso de las instalaciones. Ahora mismo, en Córdoba hay disponibilidad de sobra porque no hay vuelos regulares.

No sorprende que alguna de las tres aerolíneas esté interesada. Binter, con sede en Canarias y vocación por las islas, está implantándose en aeropuertos pequeñitos para sus nuevos servicios, como acaba de ocurrir en Jerez de la Frontera.

El archipiélago se ha considerado siempre como un destino natural de vuelos desde Córdoba en los informes encargados sobre la materia dado su potencial turístico. Utiliza E-195 y ATR 72.

Volotea fue creada por fundadores de Vueling, tuvo su primera sede en Barcelona y la trasladó a Asturias. Está especializada en el bajo coste y trabaja con destinos de ciudades medianas y pequeñas dotadas de aeropuerto en Europa. Tiene una flota de Airbus.

Vueling, por su parte, forma parte del grupo IAG, producto de la fusión entre Iberia y British Airways. Tiene su centro principal de conexiones en el aeropuerto del Prat (Barcelona). Especializada en el bajo coste, cubre destinos nacionales e internacionales.

Estas tres aerolíneas serían las dispuestas a operar sin apoyo público. La experiencia más prolongada en el aeropuerto de Córdoba fue Air Condal que operaba un vuelo a Barcelona. Aquella empresa recibía fondos de la Diputación para sostener el déficit.

Esa opción, subvencionar el viaje, ya no es posible por las normas comunitarias que limitan las ayudas estatales al sector privado a cuestiones muy precisas como la comunicación con destinos periféricos.

En Andalucía, existe un vuelo entre Sevilla y Almería que cuenta con este tipo de colaboración estatal al entender que se trata de un elemento de vertebración territorial. La Junta paga unos cuatro millones de euros al año.

Sí están permitidos los contratos publicitarios entre instituciones locales y empresas de transporte aéreo, que es una forma de compensación aunque de mucha menor cuantía. Es decir, las aerolíneas pueden recibir recursos públicos como consecuencia de acuerdos promocionales de destino. En ningún caso, se llegan a las cantidades que se alcanzan cuando se compensa el déficit.