El acusado de asesinar a su mujer en Rute a martillazos asume 21 años de prisión y 35 de alejamiento de sus hijos

Con este relato de los hechos planteado por la Fiscalía de Córdoba, después de que los abogados de la defensa, la acusación particular y la Abogacía de la Junta de Andalucía estuvieran conforme, el acusado ha aceptado la pena de 20 años de cárcel por un delito de asesinato, y un año más de prisión por un delito de maltrato habitual por las discusiones violentas anteriores.

Una condena -inferior en dos años a la solicitada en su escrito inicial por la Fiscalía- que se haría efectiva una vez concluya el juicio en estos mismos términos, el jurado delibere y el presidente de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial dicte sentencia.

El acusado -que ha llegado a sollozar durante el juicio- ha querido expresar, a preguntas de su letrado, Francisco Muñoz Usano, su arrepentimiento y que se encuentra en tratamiento psiquiátrico, así como dispuesto a asumir esos 21 años de prisión, 35 de alejamiento de sus hijos -de quien pierde la patria potestad- , 5 sin armas, y a recibir cursos de rehabilitación en materia de igualdad de género.

El acusado, que se encuentra en prisión desde el día de su detención en Madrid, ha reconocido ante el tribunal popular de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial que se casó en 2005 con Piedad González, que han tenido dos hijos, en un matrimonio complicado. Según el acusado, han tenido varias crisis, admitiendo que hubo discusiones subidas de tono, con insultos y vejaciones y llegaron a separarse en 2011. Luego siguieron la relación y volvieron las discusiones, ha añadido.

Todo empeoró cuando ella empezó a trabajar con su hermano en Granada y le dijo que quería separarse. El vivía en Iznájar y él en Rute, ha explicado respondiendo con monosílabos a las preguntas de las acusaciones frente a los miembros del jurado en la primera sesión del juicio.

La noche de los hechos, el acusado llamó a la víctima para hablar cuando ella llegaba de Granada de trabajar con sus dos hijos en el coche. Después él marchó a Iznájar con su hijo pequeño, lo dejó allí y regresó con la intención de matar a su mujer.

Los médicos forenses han declarado ante el Jurado Popular que la víctima presentaba traumatismos en la zona craneal, varias contusiones inciso punzantes. La descripción de los forenses del ataque a Piedad ha sido que el ataque fue "muy agresivo; con varios puñetazos en la zona facial, a nivel de la cara, y las heridas más graves las presentaba en la zona lateral derecha y posterior de la cabeza. Ninguna de las lesiones en el cadáver muestran heridas compatibles con causar dolor deliberadamente".

Los forenses aseguran que la víctima no presentaba ni una lesión defensiva, por lo que deducen que la mujer «no tuvo tiempo para repeler la agresión». Efectivamente, han concluido los forenses, la víctima «perdió la conciencia porque no tenía una sola lesión de defensa. Fue un ataque sorpresivo y repentino, con los primeros golpes en las cejas rotas y la nariz partida quedó aturdida».

Según este relato de los expertos del Instituto de medicina Legal, la víctima, ya en suelo, con la boca tapada recibió con un arma tipo martillo o machota, con una zona de corte, -una herramienta de albañil- golpes en la zona frontal y lateral derecha de la cabeza. «Puedo decirles que fueron golpes muy violentos, con mucha fuerza tanto que le provocaron el hundimiento de todo el cráneo, estaba irradiada la base craneal; fue violentísimo el ataque«, ha concluido el forense Pablo Pérez Jorge.

En cuanto a la posición del cuerpo durante la agresión, según los forenses, estaría tendida en el suelo, encima de ella con la boca tapada, y con la parte de la cabeza lateral y trasera expuesta a los golpes . Además, el ataque fue, según los forenses, «fue en muy corto espacio de tiempo, en menos de un minuto se puede causar estos golpes; siete con el arma, tres con el puño, diez traumatismos en total, en unos segundos se hacen».

Por su parte, el letrado de la acusación particular ejercida por el hermano de la víctima ha asegurado que a su juicio, además de alevosía demostrada sí hubo ensañamiento aunque admite que desde el punto de vista técnico la Fiscalía no lo haya incorporado a su escrito de acusación.

Para este abogado de la familia de la víctima, además del delito de asesinato y de malos tratos sí se ha producido un delito contra la intimidad de Piedad «ya que el acusado al ser detenido entregó el móvil de la víctima intentando justificar su ira y el crimen con los emails y llamadas que ella guardaba en su dispositivo».