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PRETÉRITO IMPERFECTO

EL CABO SORIA, EN EL COLEGIO

Tal vez algún día, en un colegio cualquiera, alguien pudiera contar la historia de estos soldados de la paz

FRANCISCO J. y POYATO

QUISO el destino citar a la paz a la misma hora en dos planos tan distintos, pero, en el fondo, tan cercanos. Mientras la gélida mañana en Cerro Muriano aún hacía más atronador el adiós dolorido que buscaba refugio en la esperanza, pese a la ... pena por el compañero perdido, en un patio de colegio cualquiera de Córdoba, la maravillosa inocencia de pequeños seres enfundados de blanco inmaculado brincaba y cantaba a los acordes de otro himno sesentero que imaginaba en sueños un mundo sin violencia. En el preciso instante en que la esposa del cabo Francisco Javier Soria acompañaba al féretro de su marido en la paradoja de la vida que despide a la muerte; y el silencio eterno espera al inconfundible sonido de una recién nacida..., en ese justo momento, una tenue voz contaba, en un recreo cualquiera, la historia de una adolescente pakistaní llamada Malala a la que el mismo fanatismo que segó la vida del cabo Soria en un lugar del sur de Líbano estuvo a punto de asesinarla en el Valle de Swat por defender algo tan obvio y simple como la posibilidad de que una niña pueda ir al colegio en las antípodas de nuestro mapamundi. Sin que su rostro padezca la ira del ácido o el castigo de la mano irracional.

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