El mítico tiro en el pie de IU
La marcha de Galileo Florido de la dirección local cumple con la tradición política de un escandalillo previo a las elecciones que da la impresión de que va a tener efecto reducido
Hay que leer hasta la sexta página de la carta de despedida del ya excoordinador local de Izquierda Unida, Galileo Florido —sí, perdemos un político con nombre de personaje de Vargas Llosa—, para encontrar, en un recoveco del texto, la perla majórica. Tras una larga ... conversación en la catedral del Podemos, el Ganemos, el debate interno y la vanguardia de las masas —Galileo es un auténtico catálogo de la jerga de los setenta—, el dimitido responsable de IU asegura que lo último de lo último fue que José Manuel Mariscal, senador y secretario general del Partido Comunista, iba a ser nombrado como jefe de campaña de Pedro García para las elecciones municipales de mayo de 2015.
Florido, que es largo para estas cosas, pasa como de puntillas por el asunto. En plan, ahí lo dejo, tras malgastar cientos de palabras sobre las convergencias, el poder popular y las charlas telefónicas con la prensa, literalmente transcritas. Pero lo pone. Que Mariscal iba a tomar las riendas como «jefe» —la palabra es suya— de la campaña política de IU en Córdoba, obviando las decisiones de la dirección local del partido, ninguneando su papel político etcétera. García y Mariscal. Qué cosas, oigan.
Y es que en política se pueden explicar todo en siete folios o, en su defecto, ir al grano. He aquí el mítico tiro en el pie de Izquierda Unida, el que llega en cada momento preelectoral, de forma sucesiva desde la sentencia de Herminio Trigo que entregó la Alcaldía a Rafael Merino. Por si quieren más antecedentes, la propia elección de Rosa Aguilar como candidata para 1999, en la que hubo floretes y sables volando por el hotel Hesperia y sus alrededores. Con nombres tan parecidos hoy y hace casi 16 años. Ay, la renovación.
La coordinación local de IU ha sido siempre una silla caliente. Lo mismo que Galileo Florido, José Luis Gómez dimitió en 2011 por desavenencias con los responsables provinciales del partido y tras unos resultados electorales muy malos en los que no tuvo arte ni parte. Gómez ganó el cargo en asamblea a Francisco Javier Fernández, crítico de Comisiones, en un clima de extraordinaria división interna y Fernández, a su vez, llegó al puesto tras la dimisión de Paco Cívico y de toda su ejecutiva, que dijo «hasta luego Lucas» porque pasaban de él todo lo posible y más. Cívico llegó al puesto en una dura confrontación —qué tiempos aquellos— contra la entonces coordinadora local. O sea, Elena Cortés.
Tengo la impresión de que al votante medio todos estos nombres le suenan entre poco y nada. Y la dimisión de la dirección local de IU, que tendrá cierta relevancia entre los seguidores de la política local, tendrá una escasa relevancia en el resultado final. Aguilar ganó las elecciones de 2003 retirándole la cara a Enrique Centella, que dejó flotando sus besos, porque el lío interno de la federación de izquierdas se da por supuesto.
Las cartas estaban marcadas desde hace mucho tiempo. IU ha tenido cuatro años para cortar con su etapa anterior y se ha quedado a medias con decisiones como dejar a un hombre con tanto peso en los gobiernos de Rosa como Francisco Tejada como cara visible de su trabajo en la oposición. Oro molido para el PP que ha tenido siempre a mano el argumento de «y tú qué, Paco» para paliar la voluntariosa labor de despacho del jefe municipal de IU.
En segundo lugar, Pedro García ya puede ser un Castelar cordobesista redivivo, pero juega en un terreno caótico. La izquierda no socialista opera en estos momentos con otras reglas, en un contexto de imposible anticipación. El lío de Podemos y/o Ganemos (cuya formulación teórica se atribuye a Anguita para acabar quitándole votos a IU, gran jugada), la escasamente vendible gestión en la Junta de Andalucía y el debate abierto sobre un gobierno conjunto con la casta socialista —¿qué antisistema que se precie de serlo se baja de un coche oficial?— van a tener más relevancia que cualquier cosa que diga o haga el candidato de IU. Ha habido tiro en el pie pero da la impresión de que sus efectos van a ser relativamente inocuos frente a la balasera de cuatro años de malas decisiones.
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