Las joyas ocultas del Santuario de la Virgen de Regla en Chipiona

Este hallazgo le hizo reflexionar al arqueólogo y profesor de la Universidad de Granada, Antonio Ramos Millán , acerca del origen del santuario, mucho más antiguo de lo que se creía. De estar datado el monasterio de Nuestra Señora de Regla como fortaleza y ermita donada en 1399 por Alonso Pérez de Guzmán, podría saltar hacía atrás, nada más y nada menos que al siglo VII, época visigoda del Reino de Toledo.

«En la construcción toda la obra sólida se reutilizaba y eso fue lo que hicieron los almorávides con la iglesia primitiva cristiana que existía aquí, construyeron su ribat, mezquita fortificada , para luego, cuando son expulsados por la conquista castellana, volverse a reutilizar entonces la mezquita para la iglesia de la Virgen de Regla del Trescientos, entonces llamada popularmente La Morenita», señala Ramos.

Al lado de la ventana se halla un tragaluz, hoy como ayer protegido por una celosía de madera, que servía como respiradero de la cripta visigoda que el profesor Ramos considera de incalculable valor patrimonial. «La iglesia visigoda es de dos plantas, la común iglesia baja conservada en su práctica totalidad y la cripta que está intacta. Nos encontramos ante un vestigio arquitectónico de los que en España se pueden contar con los dedos de una mano y ninguno está conservado como este», explica el profesor universitario. Solamente viene al recuerdo la cripta de San Antolín en la catedral de Palencia. La cámara subterránea tiene 15 metros de largo y 4,5 de ancho. Está cubierta con una gran bóveda de cañón con tres arcos fajones de medio punto y en su fábrica pétrea se aprecian dovelas facetadas como el parteluz del ajimez. En su interior conserva un pozo de agua ceremonial junto a un arcosolio como nicho funerario excavado en la pared, usado en estas primeras iglesias para contener las reliquias de un santo, como una herencia de las catacumbas de los primeros cristianos», añade Ramos.

Junto a estos descubrimientos arqueológicos, las investigaciones de la Universidad de Granada han realizado igualmente otros descubrimientos. La iglesia y el ribat podrían identificarse en las fuentes históricas con sus nombres propios. En el latín tardío del siglo VII aparece la iglesia del Monasterio Nono fundado por San Fructuoso, citado en la Vita Fructuosi. «Nono pudo tomar el nombre por ser el noveno monasterio fundado por el santo. Este fue un monasterio dúplice, de monjes y monjas, iniciado el segundo con la monja Benedicta. En el monasterio vivió San Fructuoso unos cinco años oculto y allí fue apresado por el rey Chindasvinto hacia el año 651 , y llevado a su presencia a la sede regia de Toledo. Constituía el propio monasterio el centro cívico del lugar. Su economía era de tipo comunal, colectivizada y formaba un exótico poblado monacal», añade.

En la administración árabe el poblado monacal visigodo se convirtió en una población protegida como todas las mozarabías de al-Andalus. Esta originó el nombre de Chipiona (nombre de acabado mozárabe) . Desapareció como casi todas las mozarabías sevillanas con la gran expulsión de los cristianos de al-Andalus en 1126 por la administración almorávide. Lo mismo que le ocurrió a la mozarabía de Triana en Sevilla . Fue entonces esta primera Chipiona convertida en el Ribat de Las Mezquitas, cuyo nombre viene recogido en árabe clásico en la gran geografía de al-Idrisi.

De la importancia patrimonial de estos hallazgos, como posibles monumentos nacionales incluso, se ha despertado un celo por parte de la ciudadanía. De hecho, ya está funcionando con estudios y conferencias sobre el tema la Asociación Cultural, Espiritual y Turística del Santuario de Regla de Chipiona.