Quezada conoció a Gabriel a la semana de estar con su padre Ángel . Como los padres estaban separados había un régimen de visitas, martes y jueves, y fines de semanas alternos. La acusada los recogía del colegio y sobre las 20:00 de la tarde lo llevaba con su madre.
Ana Julia repite la misma confesión que realizó hace año y medio sobre el día de la desaparición de Gabriel, el 27 de febrero de 2018. «Cuando estábamos comiendo le dije a la abuela y a Gabriel que se vinieran conmigo a la finca de Rodalquilar , pero no quisieron. Tras comer macarrones, el se fue a jugar con sus primos y yo salí. Me encontré al niño jugando en unos matorrales y le dije que se viniera conmigo», ha declarado.
Cuando llegaron, « Gabriel estuvo dando vueltas por el jardín », mientras Quezada desconectó la alarma de la finca. Después entró a la habitación «con un hacha en la mano, y le dije déjala que te puedes hacer daño» y me dijo «tú a mi no me mandas que no eres mi madre», ha testificado la acusada.
« No quería matar al niño , solo quería que se callara», ha repetido entre sollozos. Y a continuación «pasó todo lo que pasó». Quezada no se acuerda de cómo sucedió, solo que l e puso la mano derecha en boca y nariz . Ana Julia dice que cuando se dio cuenta ya estaba muerto, se fumó varios cigarros y cogió una pala para cavar un hoyo y enterrar a Gabriel.
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