Emergencias
¿Cómo afectarán las lluvias de marzo a los posibles incendios del verano?
A pocos días de presentar el plan Infoca, dos expertos forestales analizan los nuevos riesgos a los que se enfrenta Andalucía tras el tren de borrascas de este mes

El tren de borrascas, esa serie de tormentas por capítulos que se ha proyectado en marzo (Jana, Kondar, Laurence, Martinho, Nuria...), ha originado un nuevo escenario en la Comunidad Andaluza a las puertas de la temporada alta de incendios.
En dos semanas se ... presenta en San Telmo el plan Infoca, que se activa el 1 de junio (hasta el 15 de octubre) y que es el instrumento de planificación, coordinación y seguridad más avanzado del que dispone la región para la prevención y extinción del fuego en el paisaje natural.
Juan Ramón Molina, profesor de la Universidad de Córdoba experto en incendios forestales, disecciona la tierra andaluza desde el monte hasta el mar. Y la primera afirmación, no chovinista sino estrictamente literal, marca todo su análisis: «Andalucía es muy grande».
Dos Andalucías
Y tanto que lo es, además de diversa. Se puede establecer una división entre la parte occidental y oriental que condiciona la intervención, pero primero hay que interpretar qué supone que la ansiada lluvia haya rociado el verde. «Nunca llueve a gusto de todos», respuesta gallega de cordobés.
«El agua es positiva porque el pasto, el combustible del fuego, estará ahora muy verde y va a retrasar esos posibles incendios. Pero también es negativa, porque supone mayor combustible al haber más vegetación«. Procrastinación medioambiental, patada hacia adelante pues »al final habrá fuego, pero más tarde y cuando haya mucho combustible«.
Ana Warleta González, vocal de la Junta del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes en Andalucía, coincide con la opinión de su compañero si bien en el balance final la lluvia es positiva. O, dicho de otra manera, «el riesgo es mayor cuando no llueve, en la sequía». Las precipitaciones aumentan «la presencia de herbáceas, que posteriormente se secan y se convierten en pasto. Pero la masa leñosa, arbórea y arbustiva se mantiene más húmeda. Puede haber más incendio de pasto pero menos peligroso, menos virulento para su extinción«.
El docente establece una necesaria división. «Mientras que en Huelva, Sevilla, Córdoba, Málaga e incluso Cádiz ha llovido mucho, hay zonas de Almería, Granada y Jaén que están muy secas. Y ahí es donde se deberá prestar más atención al inicio». Ni qué decir tiene que la lluvia, en el momento del fuego, es un aliado para su extinción. Warleta destaca que «finalmente el agua afectó a numerosas zonas de la región, y nos encontramos con un campo rebosante de agua, de humedad, con lagunas que hace décadas no se veían« y que han propiciado una exuberante primavera »espléndida. Al final del verano de irá complicando más«.
Molina, colaborador habitual de la Administración pública, insiste en que son días para llevar a cabo una labor de prevención en dos vías: «sobre el combustible, llevando a cabo desbroces, claras, sistemas que permitan eliminar la continuidad del fuego en zonas estratégicas; y la prevención social, concienciando a la gente de la peligrosidad de las negligencias y accidentes. La gran mayoría de incendios son por causas humanas«. »Por ello hay que vincular a la población con su medio ambiente. Que quieran a su naturaleza, que la aprecien, porque eso les llevará a cuidarla mucho más«.
En la primera parte, las autoridades tienen la gran responsabilidad en esta tarta que es de todos y cada uno tiene su porción, mayor o menor. Por supuesto los propietarios privados de las fincas, que han de adecentar su terreno y el aledaño, ya sea por voluntad propia o ajena. Por las buenas o por las malas.
El fuego es imprevisible porque en cualquier instante puede saltar la chispa. Pero, en líneas generales, hay que tener más cuidado en el oriente andaluz a principios de verano, y en el occidente cuando más adelante la climatología, el viento y las olas de calor hayan secado el temido combustible.
Molina termina asegurando que en los últimos años «se reduce el número de fuegos, pero no de grandes incendios». ¿A qué se refiere? «Para ser un incendio y no un conato debe arder una hectárea, y es obvio que somos mejores apagándolos, en su pronta extinción. Estamos siendo buenos». Queda la asignatura aún pendiente de la intervención en grandes catástrofes, que obligan a un operativo mayúsculo desde un punto de vista técnico y logístico. «La prevención de incendios es un todo, un concepto muy amplio. Una actuación permanente en todos los sentidos. El riesgo de incendios va a existir siempre. Queda pendiente la educación medioambiental».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete