Los 200 olvidados del patrimonio en Andalucía

Cualquier ciudadano puede ejercer de 'ojo' y plantear la alerta. Para ello basta con rellenar un formulario alojado en la web de esta asociación que integran historiadores, arquitectos, ingenieros, antropólogos y demás profesionales relacionados con la conservación patrimonial. Uno de ellos es Enrique Bocanegra, que ejerce como delegado en Sevilla.

Aunque asegura que se trata de una entidad apolítica, «lo que nos genera cierto crédito», muchas veces «son los concejales de la oposición quienes rellenan las fichas. Si lo hacen para atacar al alcalde no nos incumbre, pues lo único que nos importa es que no se destruya el patrimonio», explica.

Desde la citada relación hay dos caminos. Por un lado está la lista verde, meta deseable a la que se mueven aquellos monumentos «cuya integridad queda garantizada hasta la próxima generación».

En el caso andaluz lo han logrado 26 monumentos, entre los que Bocanegra destaca «por su óptima actuación de recuperación» el yacimiento de la antigua ciudad romana de Acinipo, en Ronda; o las Reales Atarazanas de Sevilla, que integraron la lista roja ante la falta de un proyecto de rehabilitación consistente. Pasaron a la verde en 2019.

Por otra parte está la lista negra, en la que concluyen aquellas muestras patrimoniales sumidas en el abandono más extremo o que, tras sufrir algún desastre natural o humano, han colapsado. No son recuperables, en definitiva. «Había una calzada romana en mitad de un lugar sobre el que querían ampliar una carretera. Vinieron con las máquinas y la echaron a un lado», rememora con pesar.

La provincia almeriense es una de las que suma menos monumentos a la lista roja, concretamente once, aunque casualmente es allí donde se enclava la incorporación más reciente. El pasado 29 de febrero, el Comité Científico de Hispania Nostra consideró que la Central hidroeléctrica de la localidad de Bayarque, de 1910-1914, corría riesgo de derrumbe y desaparición por abandono y vandalismo.

Un dictamen similar fue el que guió la inclusión, en 2008, del Palacio de los Marqueses del Almanzora. Cabe destacar que Hispania Nostra puso en marcha esta clasificación de tres colores en 2007, por lo que la casa solariega sería uno de los monumentos que lleva más tiempo esperando una intervención de toda Andalucía.

Esta interesante muestra de patrimonio civil está considerada como el edificio más representativo del neoclásico en Almería, no en vano quedó inscrito en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz en 2006. Según Hispania Nostra, su estado es «lamentable, presentando un estado inicial de ruina con zonas puntuales de ruina media». Hasta se han producido hundimientos.

La asociación española se enmarca a su vez en otra de ámbito supranacional como es Europa Nostra. En ese sentido destaca que el único monumento español que constaba en la lista de los «Los siete monumentos y sitios patrimoniales más amenazados de 2022» del viejo continente sea el Palacio de Orleáns y Borbón, (s.XIX) en Sanlúcar de Barrameda. Se indica que está «al borde de la ruina total», con «problemas de desprendimiento» en los ornamentados techos de la parte noble.

«Había financiación para desarrollar un proyecto de estudio de una posible recuperación. Intentamos ponernos en contacto con el Ayuntamiento y no quisieron atendernos. Después hemos querido visitarlo y no nos han dejado. No sabemos qué está pasando ahí», recalca Enrique Bocanegra.

Para el experto, el mal estado del patrimonio no siempre es resultado de la desidia de las administraciones, pues a menudo es fruto del devenir de la propia historia. La Invasión Napoleónica, las desamortizaciones o la Guerra Civil fueron demoledoras.

Un ejemplo es el Convento de los Cinco Mártires de Marruecos, en la localidad cordobesa de Belalcázar, cuya iglesia fue duramente expoliada y quemada durante el conflicto armado. Pese a llevar en la lista roja desde diciembre de 2007 y en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz desde abril del siguiente año, la ruina lo sigue definiendo: su capilla plateresca se encuentra convertida en un gallinero y garaje de tractores.

Sin embargo, el efecto 'lista roja' sí consiguió que el también belalcazareño Castillo de los Sotomayor, con la torre del homenaje más alta de España (50 metros) quedara fuera de peligro.

Según Bocanegra, que la región roce el doble centenar de monumentos en la lista roja no es algo necesariamente negativo, más bien un síntoma de que «hay mucha gente vigilando» y de que los andaluces «no consienten que se hagan cosas con el patrimonio que eran normales hace 40 años».

Lo cierto es que Granada es la segunda provincia con más casos en peligro registrados. Tan sólo en Baza figuran 16, de los que destaca por tiempo (en lista desde 2008) y grado la Alcazaba. Las edificaciones adosadas -algunas hasta ilegales pese a contar con el visto bueno municipal del momento-, el hundimiento de parte de la muralla, o las torres venidas abajo son algunas señas del estado de este Bien de Interés Cultural de Andalucía (BIC) de origen árabe y medieval.

En la lista roja también se vigila el patrimonio natural, hasta el punto de que el Parque Nacional de Doñana se incluyó como amenazado en noviembre de 2007, tras 22 años de progresiva degradación. Catorce años después, su situación sigue en entredicho, con una sequía provocada por la excesiva explotación del acuífero.

En ese mismo momento también se añadió al lince ibérico, si bien las últimas noticias abren la esperanza a la consolidación de la especie, a tenor de las 20 comunidades existentes de este animal salvaje.

En el plano monumental, el compendio onubense evidencia el vandalismo continuado que sufren los dólmenes de los Gabrieles, en Valverde del Camino. El conjunto data del 2.500-2200 a.C, pero no cuenta con protección específica. Empezaron a ser estudiados en 1974. Cincuenta años después, son pasto de las pintadas.

El territorio que aglutina el mayor número de monumentos en la cuerda floja es el jiennense, con 55. En ese sentido el delegado sevillano recuerda que se trata de la «provincia con más castillos ya no sólo de toda España, sino de Europa» y que ocupa buena parte de la frontera de guerra entre cristianos y musulmanes en la época de Fernando III El Santo. «En esa tierra de nadie se van a levantar docenas de torres, castillos y construcciones militares» que son las que integran la lista roja en la mayoría de los casos, así como «ermitas e iglesias que se alzan en el territorio recuperado durante la cristianización».

El último caso en entrar en la lista roja es precisamente una de esas atalayas defensivas, la Torre de la Dehesilla o del Sol, que formó parte del Castillo de Bélmez de la Moraleda, en la Sierra Mágina. Tiene consideración de BIC, pero está muy derruida por el paso del tiempo. Apenas queda algo de la sillería del cuerpo inferior. Del superior no hay nada.

Aunque también es la provincia con mayor aportación a la lista verde. Como ejemplos: la Alcazaba de Alcalá la Real, ya recuperada, o el Castillo Nuevo de Bedmar, a punto de desligarse del concepto ruinoso.

Las últimas inclusiones monumentales malagueñas son un ejemplo muy gráfico de la amplia tipología que recoge la lista roja de Hispania Nostra. Desde un edificio singular de patrimonio civil como la Casa del Doctor Cristóbal Jiménez Encina, en Monda, por la que llegó a pasar como paciente el Rey Alfonso XIII; a la Torre de la Ermita de Nuestra Señora de los Dolores (también en Monda); pasando por el Ingenio Azucarero de San Joaquín, una muestra de patrimonio industrial que llegó a extenderse por una superficie de 37.000 metros cuadrados.

Aunque de la decena y media de casos en la lista roja, llama poderosamente la atención el estado en que se encuentra la cripta de uno de los templos principales de la capital malagueña, la Basílica, Real Santuario y Parroquia de Santa María de la Victoria y de la Merced, sede de la patrona. Una fuga de agua en el clausurado hospital Doctor Pascual provocó humedades que han forzado a desmontar gran parte de su rica ornamentación barroca.

Sí que conviene tener en cuenta que en cuestiones de patrimonio «el cortoplacismo no sirve de nada, es hasta contraproducente porque a menudo se hacen lavados de cara que apenas tienen utilidad», incide Bocanegra. Los procesos de recuperación pueden dilatarse «de 10 a 20 años» ante las distintas fases, licitaciones y búsquedas de financiación que entran en juego.

Por ello, se puede dar el caso de que un monumento figure en la lista roja y en cambio se estén tomando medidas para revertir su tendencia. En Sevilla lo apreciamos en la Capilla de San José, que a través de un reciente convenio va a recibir más de 100.000 euros para devolver el lustre a sus pinturas murales; o en el astigitano Palacio de Peñaflor, para el que la Asociación Amigos de Écija acaba de solicitar el pase a la lista verde.

No corre la misma suerte la ermita de Castilleja de Talhara, en Benacazón. Se tiene por una de las iglesias mudéjares (es del siglo XIV) de mayor interés del Aljarafe por sus proporciones y su tipología edicilia. Sin embargo, el expolio, los actos vandálicos y la vegetación invasiva marcan el día a día de este enclave que ingresó en 2008 en la lista roja. El llamamiento, como en todos estos casos, está hecho. Sólo queda que alguien lo recoja.