La desescalada de Sánchez, caso único de desprecio a la oposición

Pero más allá, otra de las grandezas políticas que han demostrado los Ejecutivos de los dos estados vecinos -y que hacen palidecer la estrategia sectaria de Sánchez- es el modo en que han contado sin complejos con la oposición. El planteamiento de Emmanuel Macron se debatió el martes en la Asamblea. En Lisboa, el primer ministro socialista Antonio Costa ha exhibido la sintonía de siempre con el presidente de la República, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa. Dos ejemplos cercanos de unidad de acción en lo político y en lo territorial que echar de menos en la gestión española de esta pandemia del coronavirus, donde hasta los socios de la moción de censura de Pedro Sánchez están reprochando que el presidente ande decidiendo por libre el futuro de España en uno de los momentos más críticos.

A solas funciona la gestión de esta crisis en Rusia, donde Vladimir Putin no ha efectuado consultas con los domesticados partidos presentes en los órganos legislativos -a cuyo criterio no se ha sometido ninguna decisión de confinamiento- y menos aún con la oposición extraparlamentaria. En Estados Unidos, un continente en sí mismo, las órdenes de desescalada dependen de los gobernadores de cada estado, que ejercen de forma «presidencialista» como el propio Donald Trump, y no tienen que consensuar las medidas ni la desescalada con nadie.

De vuelta a los planes con mayor respaldo, el de París aprobado en su parlamento prevé que a partir del próximo día 11 se pueda circular libremente hasta a 100 kilómetros de la residencia habitual, abran escuelas, guarderías, pequeño comercio y pequeños museos, transportes públicos al 70% en las grandes ciudades o bibliotecas . En Portugal, una semana antes ya se podrá salir de casa y volverá la actividad del pequeño comercio.

Conviene no obviar que medidas de protección comunes serán en los países de nuestro entorno el uso de mascarillas, -obligatorio en Alemania desde ayer en comercios y en la Administración-, respeto a la distancia entre personas y número reducido de clientes en las tiendas. Una comparativa demuestra que también hay una determinación clara de mantener clausurados cines y teatros , algo que harán Italia -sin fecha, como también los pubs, discotecas y gimnasios-, Francia o Alemania. Por el contrario, España prevé la reapertura de salas a un tercio de su aforo en la segunda fase, última semana de mayo para las provincias que el Gobierno decida que están preparadas.

Hasta el momento, Roma ha descrito la salida del confinamiento que puede parecerse más a la anunciada por Pedro Sánchez, en tanto que es gradual, aunque cabe repetir que única para todo el país. A pesar de la abismal diferencia con la que el virus se ha cebado en el norte y en el sur. Su desescalada se emprende el lunes, -actividad productiva, desplazamientos dentro de la región, apertura de parques, funerales de hasta 15 personas-, se amplía dos semanas después, -se reabren negocios pequeños, museos, bibliotecas y entrenamientos de equipos- y el primero de junio tocará el turno a bares restaurantes, peluquerías, centros de estética o masajes.

Al margen queda en todo caso el Reino Unido, cuyo primer ministro acaba de regresar a la actividad tras padecer el Covid-19 y ha pedido a la población «paciencia» ante la desescalada. Las medidas en vigor, -que siempre han permitido salir una hora a la calle- se revisarán el 7 de mayo.

Información de Juan Pedro Quiñonero; Rosalía Sánchez, Francisco Chacón, Ángel Gómez Fuentes, Ivannia Salazar, Javier Ansorena y Rafael Mañueco