El consejo de Aznar a Casado para llegar a La Moncloa
El expresidente del Gobierno y el líder del PP dejaron ver un distanciamiento tras la ruptura de Génova con el pasado
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Iniciar sesiónEl pasado y el presente del Partido Popular se vieron las caras ayer después de semanas de desencuentro, rupturas y mensajes hostiles de una parte a otra . La víspera del 25 aniversario del primer triunfo del PP en unas elecciones generales, José María ... Aznar llevó a Pablo Casado a su Aula de Liderazgo del Instituto Atlántico de Gobierno, en un ambiente muy enrarecido dentro del partido por el fiasco de las elecciones catalanas, la decisión de Casado de abandonar Génova para romper con el pasado de corrupción y las declaraciones de Aznar sobre la fractura en el centro-derecha. Por mucho que el líder del PP tratara de hacer las paces con el aznarismo, en el encuentro se percibió tensión y un distanciamiento entre el maestro y el alumno como no se había visto antes.
El acto académico empezó ya de forma diferente a otras ocasiones cuando entró cada uno por su lado a la Universidad Francisco de Vitoria . La foto de años anteriores, con los dos juntos y en sintonía, solo pudo captarse en parte una vez dentro, cuando intercambiaron unas palabras mientras les colocaban los micros.
Ya dentro del auditorio, el acto parecía organizado para diluir un cara a cara de Aznar y Casado. Junto a ellos, participaron Isabel Estapé , Manuel Álvarez Tardío y Manuel Pizarro , de quien el actual líder del PP fue jefe de gabinete en 2008 y que en este momento representa la imagen económica más limpia dentro del partido, con un referente como Rato envuelto en procesos judiciales. De moderador actuó el periodista Ignacio Camacho . En la primera fila entre el público estuvo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso , admiradora de Aznar y de Casado, como puente de unión entre dos épocas.
El encuentro había despertado el morbo político. Dos días antes, Aznar había presumido de dejar un centro-derecha unido cuando salió del poder: «Cuando me marché entregué un partido y un espacio electoral unido. Lo que ha pasado después, pregúnteselo usted a los que vinieron después», afirmó en la Sexta, en una velada acusación que no gustó nada a la actual dirección del partido.
Pasado y presente
Ayer, en cuanto tomó la palabra, Aznar aclaró que no estaban allí para celebrar nada, ni siquiera el 25 aniversario de su victoria en 1996 . Una afirmación que le valió a Casado para intentar sellar la paz con el pasado de su partido, con el que había roto de manera expresa y estrepitosa al anunciar el cambio de sede del partido y desvincularse de una etapa superada.
Casado puntualizó que él sí había ido a celebrar una etapa clave para la historia de España, por el resultado, por la consolidación de la Transición y por la refundación de un espacio electoral que estaba disperso. El líder del PP se mostró orgulloso del legado de Aznar y de Rajoy , «patrimonio de todos los españoles», y lanzó este mensaje: «Pinchan en hueso aquellos que pretendan dividir la nueva generación del Partido Popular con sus predecesores».
El guiño de Casado a Aznar tuvo poco eco en quien fuera su jefe político, que no le devolvió ni un halago, con unas palabras muy alejadas del discurso entusiasta con que recibió su elección como presidente nacional del partido, después del congreso extraordinario del verano de 2018. En los mensajes verbales y en los no verbales se vio que la complicidad entre ambos no es como la que había cuando el expresidente dijo de Casado que era un líder «como un castillo» , en la convención política de enero de 2019.
Por aquel entonces aún no se habían celebrado elecciones generales, tras la moción de censura que Sánchez ganó a Rajoy en junio de 2018. Casado, y buena parte del PP, aún creía que el relevo generacional y el hecho de pasar página de la etapa de Rajoy con un discurso más oxigenado ayudarían a ganar a Sánchez en cuanto se convocara a las urnas. Apenas han pasado dos años y medio desde que Casado llegó al despacho principal de la séptima planta de Génova. Ayer volvió a insistir en una idea que viene repitiendo con más énfasis en las últimas semanas, cuando alguna voz dentro del PP, de momento de manera aislada, ha empezado a cuestionar su proyecto: tanto Aznar como Rajoy estuvieron siete años uno y siete y medio otro en la oposición antes de llegar al poder.
Casado repitió ayer esa idea: Aznar estuvo una larga temporada en la oposición, desde 1989 a 1996, mientras gobernaba Felipe González . Se refirió a la «fatiga de materiales» para explicar en parte la victoria del 96, con un felipismo que se derrumbaba, y también en la etapa posterior, cuando ganó Rajoy en 2011, mientras el Gobierno de Zapatero hacía agua por todos lados. El líder del PP pide el mismo tiempo, ante la posibilidad de que en las próximas elecciones generales tampoco supere al PSOE y continúe en la oposición. Casado reclama paciencia, prudencia y perseverancia hasta que llegue el cambio «con el proyecto moderado y centrado del PP». Según lo ve, ahora que se ha acabado el ciclo electoral en España, los ciudadanos «escucharán» más a su partido.
Pero cuando se palpó cierta tensión de verdad fue cuando Casado trazó algunas diferencias dentro del PP entre la etapa de Aznar y la suya. Recordó, con otras palabras, que la elección de Aznar dentro del partido fue por el sistema del 'dedazo' , plenamente vigente en ese momento, y no pudo emanciparse hasta que Fraga dijo aquello de que no tenía «tutelas ni tutías». Él, en cambio, fue elegido en primarias: «No tenemos que emanciparnos, ni queremos. Nos desligamos de lo malo, no de lo bueno», precisó. También es diferente, explicó, la forma en que llegaron al poder Aznar y Rajoy, después de dos gobiernos socialistas en caída libre, y la suya, tras una moción de censura que desalojó al PP del poder, con la corrupción como excusa principal.
A Aznar se le vio distante y en ocasiones incómodo mientras hablaba Casado. El expresidente defendió el éxito de su primera legislatura, con un centro-derecha unido, que derivó en la mayoría absoluta del año 2000. Y Casado argumentó que él lo tiene más complicado ahora, con un espacio político dividido no entre pequeñas formaciones que orbitaban alrededor del PP, como entonces, sino con otros dos grandes partidos como son Ciudadanos y Vox . Frente a los que le piden que vuelva a tender puentes con Vox para favorecer la unidad, en alusión a algunos mensajes procedentes de la vieja guardia, defendió que mantendrá el rumbo fijo en la moderación y la centralidad.
Al final del acto académico, se preguntó a Aznar si quería dar algún consejo a Casado. Además de desearle «mucha suerte», porque España y el centro-derecha la necesitan, le instó a definir su proyecto: «Cuando se tiene la responsabilidad de ser uno de los actores de la política española, hay que marcar el camino, definir la estrategia y tomar decisiones». «Eso le corresponde a él», señaló, y le pidió que no deje de dar la batalla de las ideas.
Con más entusiasmo que Aznar a la hora de insuflarle ánimos, Pizarro se mostró convencido de que Casado llegará a La Moncloa : «Para llegar a la tierra prometida hay que pasar por mucho desierto». Estapé, por su parte, envió su propio consejo al líder del PP: «Que sepa mandar». Terminado el diálogo, se dejó ver de nuevo la distancia que se ha abierto entre Aznar y Casado, que salieron del auditorio por separado.
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