«Caso Jon Anza»: once meses de instrumentalización etarra
ETA ha agitado el icono de su miembro desaparecido desde que se perdió su rastro el 18 de abril de 2009. La autopsia del cadáver podría poner fin a las hipótesis sobre su fuga con dinero procedente de la extorsión, sus torturas o su secuestro
Diez meses llevaba el cadáver de Jon Anza Ortúñez en una morgue francesa, en la localidad de Toulouse al sureste del país. ETA ha reivindicado a través de varios comunicados, publicados en el diario «Gara», la acción de los gobiernos francés y español en ... la desaparición de su presunto miembro, del que no se sabía nada desde el día 18 de abril de 2009. Ese día se pierde el rastro de Anza Ortúñez, cuando en presencia de su compañera sentimental, toma un tren en la estación de Bayona, en el País Vasco francés, a las 7.00 horas con destino a Toulouse. Se pierde su pista de modo que el movimiento Pro Amnistía y la izquierda abertzale aprovecha cualquier acto, cualquier fiesta como la bajada del Celedón en Vitoria, para exhibir fotografías y pidiendo que, si estaba retenido en algún lugar -llegaron a acusar a ambos ejecutivos de torturas sin pruebas-, apareciese de inmediato. El 15 de mayo, la familia del militante de ETA denuncia su desaparición y pide a la Fiscalía de Bayona una investigación. Los familiares sostienen que Anza estaba enfermo (no en vano, la autopsia debe probar si murió, como se sospecha, de una afección cardiaca) y que acudía a un hospital francés para recibir radioterapia.
Cuatro días después, ETA advierte en un comunicado de que Anza no había acudido a una cita que tenía acordada con otros etarras y responsabiliza a los gobiernos español y francés de la desaparición. El ex preso portaba cierta cantidad de dinero, al parecer, fruto de la extorsión al empresariado vasco, concretamente un importe de no menos de 300.000 euros.
El 23 de mayo, la izquierda abertzale radical inicia sus movilizaciones y coloca fotografías del ex preso en las estaciones de todo el recorrido ferroviario que une Bayona y Toulouse.
Alfredo Pérez Rubalcaba, ante el revuelo formado por este caso, se ve obligado a asegurar que ETA «es sólo un problema de ETA» y ya deja entrever que se ha podido fugar con el dinero, sin dejar huella.
Una particular aparicición de la pareja de Anza, Maixo Pascassio, en el diario «Gara» provoca más resquemor hacia el asunto. Revela que la Policía francesa le ha buscado sin éxito por «aeropuertos, ferrocarriles, estaciones y hospitales». Los familiares también «indagaron al principio en hospitales y estaciones» y no tienen más deducción posible que haya sido secuestrado.
La penúltima vez que tuvimos conocimiento de la búsqueda infructuosa de Jon Anza Ortúñez fue el pasado mes de febrero. El día 8, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu abre diligencias, a petición de las autoridades francesas, para investigar la desaparición. Respondía de este modo a una petición cursada por las autoridades galas, que habían solicitado a la Audiencia Nacional que le ayudase en la búsqueda de pruebas.
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