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El Audi del cerebro del crimen se averió cuando viajaba a Llanes con los sicarios

La Guardia Civil logró situar a los tres autores en un reconocimiento preparatorio en la zona del asesinato

Vídeo: La confesión del sicario ABC
Cruz Morcillo

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«Tengo una tarea para ti de un amigo mío». Esa frase pronunciada por Jesús Muguruza fue el prólogo de la sentencia de muerte del concejal de Llanes Javier Ardines. A casi 200 kilómetros, en Bilbao, se empezaba a escribir su crimen un día de ... junio del año pasado. Pedro Nieva, vasco de 48 años, había descubierto la infidelidad de su mujer Katia Blanco con el marido de la prima de ella , su amigo Ardines, al que conocía desde dos décadas antes. Su esposa y madre de sus dos hijos se lo negó, pero él primero albergó sospechas y luego consiguió la prueba al grabar con su móvil una discreta e inapropiada conversación entre los dos en una comida familiar en Belmonte de Pría. Allí, a 22 kilómetros de Llanes, el matrimonio se había comprado dos años antes una casa de veraneo a cien metros de la del concejal y su mujer, Nuria Blanco, prima hermana de Katia. Los cuatro formaban parte de un grupo de amigos que salían juntos y compartían celebraciones, cenas y fines de semana.

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