IU, historia de una cacería

Noviembre es el mes clave. Cayo Lara y los dirigentes nacionales entran en pánico. Aunque los resultados de las europeas son buenos (pasan de 2 a 6 europarlamentarios) las urnas ofrecen una segunda lectura inquietante: la irrupción con 1,2 millones de votos de Podemos, una peligrosísima vía de agua para la izquierda. El susto es de muerte, relata un miembro de la dirección madrileña.

Garzón, apoyado por la diputada regional Tania Sánchez , lleva un mes tratando de encontrar los vasos comunicantes entre el escándalo de los 15,5 millones de euros gastados a cargo de las tarjetas black por los consejeros de Caja Madrid (entre ellos cuatro de IU) con la gestión de Ángel Pérez y Gregorio Gordo . Primero, convencen a Cayo Lara de que actúe contra los coordinadores generales de Madrid desde 2003. Con ese parámetro, hay cinco concernidos. Pero así, además de dejar fuera a Susana López, quien nombró a José Antonio Moral Santín (el exvicepresidente de Caja Madrid que gastó 456.522 euros con la visa opaca), tampoco se consigue incluir a Pérez, que dejó esa responsabilidad en 2000. El criterio, pues, hay que ampliarlo: la investigación debe abarcar a figuras que tuvieran cargos relevantes esos años, aunque no fueran coordinadores. Así Ángel Pérez pasa a ser una de las piezas a batir. Finalmente, son tres los dirigentes de IU a los que se responsabiliza políticamente del saqueo de la caja: Pérez, Gordo y Miguel Reneses, mano derecha de Cayo Lara, que empieza a molestar también a Garzón. Cuando Reneses dimite, ya solo quedan dos enemigos para el candidato de IU a La Moncloa: los dos cargos institucionales en Madrid. Solo harán falta cuatro meses para pedir oficialmente su expulsión.

Precisamente el futuro de la capital, palanca indiscutible de poder, comienza a convertirse en una obsesión, según relatan a ABC fuentes de IU, para Garzón. Tanto que, desde que llega en 2011 procedente de Málaga y asesorado por un entonces incipiente político llamado Pablo Iglesias, critica en privado «lo que ocurre en Madrid». El relato de tres cargos de la coalición coincide: Alberto Garzón comienza a hablar de operaciones inmobiliarias dudosas, de una gestión poco transparente de sus compañeros, de la falta de control de algunas decisiones... Es una manera de marcar el territorio a conquistar. Tanto que Pérez le remite una carta en diciembre en la que se brinda «a informarle de todas las operaciones que se han hecho en Madrid, desde las torres al Bernabéu... para que comprenda que el Ayuntamiento no es cualquier cosa y todo está fiscalizado por una intervención», sostiene el portavoz en el Consistorio en conversación con ABC. No hay respuesta. Antes de marcharse, Reneses, mezclado en un escándalo de acoso que termina archivado, también tiene que recordar lo que muchos consideran obvio: quien manda en el partido es Cayo Lara y no Garzón. Sin embargo, solo en la teoría. El hoy candidato va ganando cada vez más protagonismo. Lara intenta navegar entre dos aguas. Pero ya ha tirado la toalla y no se presentará a las generales. Su sucesor tiene el camino expedito.

Pérez y Gordo son ya un obstáculo para el objetivo de la convergencia con Podemos. De hecho, el entorno de Garzón no desaprovecha ninguna intervención mediática para reafirmar su voluntad de ir a una candidatura conjunta de la izquierda, entre ellas Equo. En este partido ecologista sobresale Inés Sabanés, ex de IU, coalición que dejó en 2011. «Sabanés es una pieza clave de la estrategia de demolición de IU», apuntan en la Presidencia Federal. En torno a Equo y Podemos, se edifica una alternativa radical, de la que ya forma parte Tania Sánchez, ganadora de las primarias a la Comunidad por IU, que abandona en enero esta formación, acuciada por un escándalo, que destapa ABC, en Rivas.

Con Tania Sánchez fuera, Garzón solo espera el momento, apuntan en la ejecutiva federal, «para liquidar IU». Las mismas fuentes explican que no le va a ser fácil acabar con sus dos enemigos: «En Madrid solo puede haber una gestora o una intervención por voluntad de IU en la región. Y solo se puede expulsar a sus militantes por decisión de la federación madrileña porque IU, como tal, no tiene afiliados», advierten. Desde la capital se reprocha «la distinta vara de medir con Andalucía, con implicaciones en los ERE», o se subraya la presencia de Garzón en la comisión de Economía del Congreso cuando salió a Bolsa Bankia.

Las dificultades jurídicas no han frenado al candidato. La guerra continúa. Curiosamente, Pérez y Gordo son apoyados más fuera de IU que dentro. En privado, tanto Ana Botella (PP) como Jaime Lissavetzky (PSOE) y David Ortega (UPyD) se han solidarizado con el portavoz municipal. Cosas de la política. Las encuestas pronostican que el apoyo que obtuvo IU en 2011 (9,61%) se quede en menos de la mitad. Solo faltan 84 días.