España debe enderezar el rumbo de las reformas

Pero más jugosas que sus previsiones económicas son los análisis sobre las reformas emprendidas y que, a su juicio, no han tenido los resultados tan exitosos como vende el Gobierno. Le preocupa especialmente al organismo internacional la reforma de las pensiones, porque considera que la subida de cotizaciones aprobada por el Gobierno dificultará la contratación y aún así es insuficiente para garantizar la sostenibilidad de las pensiones.

Se quejan los empresarios de los elevados costes sociales, pero lejos de escuchar sus quejas, el Ejecutivo no deja de elevarlos. De hecho, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con la coartada de una resolución del Comité Europeo de Derechos Sociales, que todavía no conocemos, ya ha anunciado que va a elevar el coste de la indemnización por despido, una medida que, por cierto, el propio Fondo Monetario Internacional rechaza. Es en este contexto de tensión constante entre el Ministerio de Trabajo y el mundo empresarial en el que se enmarca la propuesta del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, de que las empresas paguen a sus trabajadores el total del coste que supone para ellos, y luego sean los empleados los que se entiendan con Hacienda y con la Seguridad Social.

Yolanda Díaz puso el grito en el cielo, y comparó a Garamendi con el populismo de Milei y Trump. Y ciertamente es poco viable que se haga, entre otras cosas porque la mitad del dinero se perdería por el camino, porque aumentaría enormemente la tarea de la Administración, y porque se trasladaría una enorme carga a los trabajadores, que muchos ni sabrían ni podrían cumplir. La misma, por cierto, que ahora asumen los autónomos. Pero también es cierto que es una manera de reivindicar la labor de gestión que realizan los empresarios, y de que los ciudadanos conozcan exactamente lo que le cuesta a su empresa. Es más que probable que se quede en una pataleta, pero la ministra haría bien en reconocer el trabajo de los empresarios, y en dejar de apretarles las tuercas como hace.

Respecto a la reforma laboral, de la que tanto presume Díaz, el Fondo Monetario dice que ha conseguido reducir la temporalidad, pero que duda de que haya mejorado la estabilidad en el empleo. Y además, considera que sigue existiendo una elevada tasa de desempleo estructural, por lo que pide más medidas, que no pasan, precisamente, por reducir la jornada laboral, sin medir previamente sus efectos.

También apuesta el Fondo por una reforma fiscal integral, que tampoco va muy en la línea de lo que está haciendo el Gobierno. Pide eliminar exenciones en el IVA, y en impuestos como el que soporta la banca, o las energéticas, y que el Ejecutivo pretende convertir en permanentes. Dice el organismo, que al menos se graven los beneficios extraordinarios reales, no la facturación, como hacen ahora. Vamos, un rapapolvo en toda regla. Le va a costar al Ejecutivo enderezar el rumbo de las reformas, como le pide el Fondo Monetario, sobre todo teniendo en cuenta que lo que está proponiendo va en la dirección opuesta.