El macropuente de la Semana Dorada de China alivia a su renqueante economía
El primer festivo largo tras el fin de las restricciones del Covid 0 devuelve la normalidad con 800 millones de desplazamientos y un 'boom' del turismo interno
Las ventas y la industria alivian la economía china, lastrada por la crisis del 'ladrillo'
La estación de tren de Pekín en la Semana Dorada
Colas interminables en los monumentos, templos y estaciones de tren. Restaurantes a rebosar. Atascos kilométricos en las carreteras. Vuelos hasta los topes. Como en los buenos tiempos antes de la pandemia, China se ha lanzado a viajar durante su Semana Dorada, el ... macropuente que ha unido durante ocho días de vacaciones la Fiesta del Medio Otoño el 29 de septiembre y el Día Nacional el 1 de octubre.
Como primer periodo festivo largo que se vive con normalidad desde el fin de las duras restricciones del Covid 0, las autoridades chinas calculan que durante esta semana se han producido 800 millones de desplazamientos. En ellos, 114 millones de personas han viajado en tren, 72 millones en tren y 21 millones en avión, según informan los medios oficiales. Solo en la primera jornada de las vacaciones, se batió el récord de pasajeros de ferrocarril en la historia de China: 20,1 millones. Para la operación regreso, se registraron casi 18 millones este jueves, cuando había programados 12.351 trenes, incluidos 1.729 de refuerzo. Las mismas aglomeraciones han vivido los aeropuertos, que tenían que gestionar los 137.000 vuelos previstos para esta Semana Dorada, más de 17.000 al día.
A tenor del Ministerio de Cultura y Turismo, esta fiebre viajera ya había dejado en los tres primeros días de las vacaciones 395 millones de desplazamientos, un incremento del 75,8 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado, cuando estaba vigente la política de Covid 0. Hace justo un año, China estaba paralizada por las restricciones de movimientos, las pruebas PCR y los controles draconianos para que el coronavirus no reventara el XX Congreso del Partido Comunista, que se celebró en octubre y perpetuó al presidente Xi Jinping en el poder.
Rebelándose contra aquella parálisis, el turismo doméstico ya había generado en los tres primeros días de estas vacaciones unos342.240 millones de yuanes (44.952 millones de euros), lo que supone una subida del 125,3 por ciento con respecto al año anterior. Dicha cifra pone al alcance la estimación de ingresos del Ministerio de Cultura y Turismo para toda esta Semana Dorada: 782.500 millones de yuanes (102.500 millones de euros).
Este 'boom' turístico da aire a la economía china, que no había repuntado como se esperaba tras el fin del Covid 0 y está renqueando por la crisis del sector inmobiliario, el alto paro juvenil y el alicaído consumo. Sacando pecho, el 'Global Times', altavoz del Partido Comunista, se ufanaba de que «además del enorme número de desplazamientos, se espera que el consumo durante las vacaciones se dispare, sirviendo como un vivo reflejo de la inquebrantable confianza del pueblo chino en la economía del país y su brillante futuro».
En Pekín, uno de los principales destinos para los turistas venidos de provincias, sus monumentos más famosos, como la Ciudad Prohibida, el Palacio de Verano o la Gran Muralla, recibieron 6,8 millones de visitantes durante los tres primeros días del puente, un 60 por ciento más que el año pasado y un 31,8 más que antes de la pandemia.
Igual de abarrotada ha estado Shanghái, con la multitud inundando el paseo fluvial del 'Bund' y sus famosos jardines de Yu. En su región, el populoso y desarrollado Delta del río Yangtsé, 21 millones de pasajeros viajaron en tren desde el viernes pasado hasta el miércoles, un 22,6 por ciento por encima de los niveles pre-pandemia. Y, en la isla tropical de Hainan, sus tiendas libres de impuestos han recibido 130.000 turistas ávidos de comprar que se han gastado más de 1.000 millones de yuanes (131 millones de euros), un aumento respectivo del 120 y 94,2 por ciento sobre el año pasado.
La mayoría de estos turistas son nacionales porque, después de casi tres años de cierre de fronteras, los extranjeros no están volviendo todavía a China. Así se veía esta semana en el desolado Mercado de las Perlas de Pekín, que hace años estaba abarrotado de viajeros de otros países buscando gangas falsificadas y donde muchos de sus vendedores han cerrado sus puestos o resisten a duras penas.