El sanchismo está forjado de materiales duros
Resiste la corrosión de los precios, es inmune a la erosión de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios de los españoles y es insensible al desgaste de los tipos de interés
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Las elecciones generales del domingo 23 de julio fueron cuando menos muy curiosas. El Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo ganó, pero no podrá gobernar. El PSOE de Pedro Sánchez perdió. Se quedó 16 escaños por detrás del PP, cuando partía con 47 por ... delante, pero está eufórico porque tiene, en las generosas manos del hasta ahora presidente del Ejecutivo español, la posibilidad de gobernar. Pero antes tendrá que llegar a un acuerdo de gobierno con ¡Carles Puigdemont! que consistirá en algo raro que pueda presentarse en Cataluña como un referéndum en toda regla y en el resto como una vaga consulta, además de garantizarle al fugado que su estancia en prisión -eso no lo podrá evitar- será tan fugaz como confortable. ¿Imposible? No lo creo, cosas más difíciles ha hecho Pedro Sánchez y ahora ha podido comprobar que son muchos los que disfrutan con sus acrobacias y sus piruetas.
También ha demostrado que el sanchismo está forjado con materiales duros. Resiste la corrosión de los precios, es inmune a la erosión de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios de los españoles y es insensible al desgaste de los tipos de interés.
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Y... ¿de la macroeconomía? Buf, mejor ni hablamos. El billón y medio de euros que debemos no le importa a nadie, el más que probable endurecimiento de los actuales requisitos de la estabilidad no le preocupa a nadie y el posible desfallecimiento de la inversión que puede provocar la inevitable inestabilidad del marco político no le asusta tampoco a nadie. Eso, o que todo ello se compensa con creces con la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), la creación de decenas de miles de empleos públicos y la actualización de las pensiones con el IPC. El lema a seguir es, más o menos, éste: 'Quizás me llames tonto mañana, pero no te olvides de darme pan hoy'.
Como un eventual acuerdo entre PP y PSOE para evitar el desastre es una quimera, la alternativa que se plantea a este quilombo, a esta ensalada de siglas y al amontonamiento de exigencias y egoísmos es repetir las elecciones generales en los próximos seis meses. No sé qué es peor. Aguantar esta situación hasta las próximas navidades me parece insufrible, y... ¿luego? ¿Qué cambiaría y cómo cambiarían los resultados? De momento, y entre todos, hemos arruinado la presidencia de la Unión Europea, una ocasión que se presentaba única en la década.
¿Quién y con qué autoridad hablará por España en las negociaciones del nuevo Pacto de Estabilidad, qué compromisos podrá adquirir en esta situación, qué será de la política energética? ¿Seguirá el Gobierno de Sánchez, a su bola, con el reparto de los fondos europeos Next Generation, y con el aumento imparable de la deuda pública? ¿A cuánto ascenderá el pago de los apoyos? Y no se queje, que no le pregunto por quién pagará esos apoyos. Porque eso ya lo sé.
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