El Gobierno fija ahora 8 meses para relanzar el proyecto de gas que salve a Alemania en invierno
Ribera cree que la parte española del MidCat estará operativa en abril, aunque hace tres años lo veía «ruinoso»
El gasoducto impulsado por Alemania, una tubería que no aporta 'nada' a Hostalric
Editorial: «La energía, sin demagocia»
Corresponsal en Berlín
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Iniciar sesiónEl Gobierno retomará las obras del gasoducto Midi-Catalonia (MidCat), un proyecto que rechazaba continuar hasta ayer, cuando la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, dio de repente un giro radical a su criterio. La vicepresidenta tercera anunciaba el reinicio de las obras tras ... la petición de la Cancilleria alemana que busca a la desesperada alternativas al gas ruso. «La interconexión por los Pirineos catalanes podría estar operativa en ochos meses en la frontera sur», aseguró Ribera, antes de instar a Francia a trabajar de manera coordinada y terminar los trabajos pendientes que permitan completar la conexión. Una voluntariedad que contrasta con las palabras que la propia titular de Transición Ecológica dedicó al gasoducto hace tres años: «Es un proyecto ruinoso y que no concuerda con un contexto de transición donde la presencia del gas en el 'mix' energético se irá aminorando».
Pero ahora el Gobierno sale con aires reivindicativos ante los deseos de Scholz. Cuando el canciller alemán ha dicho en el tradicional encuentro veraniego con la prensa que «se echa de menos de forma dramática» se estaba refiriendo sin nombrarlo al proyecto MidCat, paralizado en 2019 y que hubiera solucionado de un plumazo la dependencia europea del gas ruso. La Comisión Europea, alentada por el entonces ministro español de Energía Miguel Arias Cañete, apoyó el proyecto que planteaba la conexión entre la red de gas de España y la de Francia mediante la construcción de un tramo de tuberías que partiría de Hostalric (Gerona) y se adentraría en el sur de Francia.
Ribera afirma que «en ocho meses» podría estar operativo el gasoducto en Cataluña para llevar gas a Europa
ServimediaLa vicepresidenta ha señalado que la solución lleva décadas encima de la mesa y nunca se ha desarrollado por la oposición de Francia
El documento de la Comisión Europea «Hacia una estrategia europea de seguridad en el abastecimiento energético», publicado en 2000, alertaba sobre los riesgos de la dependencia del gas ruso y este gasoducto, de 190 kilómetros de longitud, se presentaba como una solución, porque permitiría sumar una nueva conexión de gas entre los dos países, que ya contaban con dos operativas desde el País Vasco y Navarra, pero insuficientes para enviar el flujo necesario para abastecer Europa.
Fin a la «isla energética»
Originalmente, cuando comenzó a perfilarse hace ya 15 años, tenía como objetivo terminar con la llamada situación de «isla energética», que provoca que España y Portugal sean -junto a Malta y Chipre- los únicos países de la UE que no pueden vivir de su abastecimiento de gas por tuberías, sino que necesitan importar gas licuado trasportado en buques. La capacidad de transporte de MidCat a pleno rendimiento sería de 7.300 millones de metros cúbicos al año, algo más de una quinta parte del consumo anual de gas en España, suficiente para reequilibrar el mercado español. Pero cuando el canciller alemán habla ahora de la conveniencia de la construcción de este tipo de infraestructuras se refiere más bien a que MidCat podría rescatar el mercado europeo en sentido contrario, ayudando a trasladar a Centroeuropa gas procedente de África, con los estables beneficios que disfrutan los países de tránsito.
Según el estado del proyecto en 2018, presentado por el operador francés Teréga, propiedad de la italiana Snam, y la española Enagás, el MidCat requería una inversión de 3.000 millones de euros, una cantidad manejable. El problema no fue presupuestario, sino la oposición del regulador energético francés CRE, que afirmó que el MidCat elevará la factura de los consumidores sin mejorar la seguridad del suministro.
La Administración Macron, orientada al lobby atómico francés, no miró el proyecto con los mismos buenos ojos con los que lo había visto su antecesor en el Elíseo, François Hollande, y GRTgaz, la filial de distribución de gas de Engie, puso en duda también la necesidad del tubo. Finalmente, un estudio de Poyry, la consultora designada para hacer una evaluación para la Comisión Europea de la primera fase de MidCat, dio la puntilla al proyecto y sentenció que solo sería viable desde el punto de vista financiero «en escenarios con un mercado de GNL muy ajustado», situación que solamente sería causada por una brusca caída del suministro de gas argentino a Europa, altamente improbable.
A este informe se aferraron europarlamentarios contrarios al proyecto, como Xabier Benito Ziluaga, de Podemos, que había acusado a la Comisión Europea de querer gastar «miles de millones del contribuyente para apoyar al sector empresarial del gas». Su colega francés Michele Rivasi, dijo por su parte que «el proyecto MidCat no es coherente con los compromisos climáticos de la Unión Europea y sus promesas de reducir la dependencia de las energías fósiles». Al mismo tiempo que se pronunciaban estas palabras, comenzaban en el mar Báltico las obras del gasoducto Nord Stream 2, que terminó de construirse el pasado mes de septiembre y que tiene capacidad para duplicar la cantidad de gas que Rusia envía a Europa.
En 2019, ya con Pedro Sánchez en la Moncloa, MidCat quedó definitivamente aparcado, después de que el regulador francés y el español concluyeran que su construcción no era recomendable. Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y también según la Commission de Régulation de l'Énergie (CRE), la construcción del gasoducto era demasiado cara y las tarifas de transporte no ayudarían a mejorar el sistema energético español. Ninguno de sus detractores suscribiría ahora aquellos argumentos e, instados por Alemania, los gobiernos de España y Francia han vuelto a hablar sobre el asunto.
Fue la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, la que el pasado 5 de marzo dio un puñetazo sobre la mesa en Madrid y declaró delante de Pedro Sánchez que «España tendrá un papel muy importante en el abastecimiento de gas a Europa». También desde el lado galo, el embajador francés en España, Jean-Michel Casa, ha reconocido que su Gobierno estaría dispuesto a retomar las conversaciones. «Ahora la situación de fondo ha cambiado. ¿Hay que hablar ahora del MidCat? Hablemos del MidCat», que ha calculado que Francia debería destinar cerca de 2.000 millones para reforzar su red de gas del sur para poder llevar dicho gas hasta Alemania o Italia.
Proyecto italiano alternativo
Italia, sin embargo, ha planteado un proyecto alternativo para que el gas procedente de España viaje directamente hasta su territorio sin pasar por Francia a través del mar. «A falta de avances reales y rápidos en el MidCat, también estamos en la fase de prefactibilidad de un nuevo gasoducto en alta mar desde España hasta Italia», ha señalado Marco Alverà, consejero delegado de Snam, la gestora de gas italiana. Propone usar barcos para comenzar ya mismo con ese flujo de gas licuado. «Estamos organizando un gasoducto virtual con un sistema de buques pequeños para transportar el GNL desde España hasta Panigaglia, donde solo los buques más pequeños pueden descargar», ha dicho el empresario, convencido de que la respuesta urgente cobrará delantera respecto al MidCat.
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