'Domador' de algoritmos, ingeniero de órganos o geominero espacial: así será la revolución del empleo
Las profesiones del mañana están aún en germen, pero ya hay distintos proyectos que apuntan a los nuevos perfiles que cobrarán fuerza en el mercado de trabajo
Se abren nuevas posibilidades inimaginables en el mundo del trabajo
Mamá quiero ser…Es una resolución a la que cada vez es más difícil llegar. Un entorno laboral cambiante, donde las tecnologías tienen un claro protagonismo abre el margen de opciones de manera inimaginable. De hecho, la mayoría de puestos de trabajo que van a ... impulsar la economía en el 2030, a día de hoy no existen y serán ocupados por el 65% de menores que se encuentran actualmente en primaria, según un estudio de la Universidad Europea de Madrid. De esta forma tenemos un abanico de posibilidades que hoy están en germen, pero apuntan alto y tienen potencial. Así, nos encontramos con el jardinero vertical o el programador de longevidad, entre otros. Y estos cambios exigen una mirada al futuro del trabajo.
Hay estudios que estiman entre 7 y 10,5 la media de trabajos que uno puede tener en su vida laboral. Un nuevo contexto en el que se debate una reducción del horario laboral, y la digitalización, la IA o la robótica serán herramientas que marcarán de forma decisiva la empleabilidad. Esto no es nuevo e informes como el que presentaba la investigadora sénior del IESE María Luisa Blázquez , sacaban a la luz problemas como que el 72% de los directivos declaraban tener problemas para encontrar a las personas con las capacidades específicas que necesitan contratar.
ISDI ha publicado recientemente 'el Mapa de las nuevas profesiones digitales' y Raquel Nieto, Career Advisor Leader de ISDI, señala que «lo que tenemos no es tanto una destrucción de empleo como una reinvención de los puestos y una actualización de contenidos en los programas de estudios. En cuanto a perfiles más novedosos o disruptivos que identificábamos, España no es pionera en ninguno».
Lo que sí que vemos, añade, es que ahora mismo hay una gran demanda de perfiles híbridos, que provengan normalmente de un 'background' más de negocio o funcional y que también entienda la parte tecnológica para conectar las necesidades de negocio con los departamentos técnicos.
Y establece que la mejora de la empleabilidad «depende también de moverte mucho en el mercado oculto, porque al final este tipo de posiciones tan novedosas, aunque sí que son publicadas, muchas veces se llenan por otras vías. El 80% en España se cubren por mercado oculto, recomendaciones, 'headhunters' o 'networking'».
Domador de IA
Aunque parezca que todo lo acapara la digitalización, los perfiles humanistas no se quedan atrás. Los filósofos, sociólogos o psicólogos son altamente demandados en Silicon Valley para ejercer el papel de domadores de una IA. Un programa llamado «Symbolic Systems» de la Universidad de Stanford, que versa sobre la relevancia de la filosofía en ámbitos tecnológicos, atrae a emprendedores y a los CEO de empresas tecnológicas.
Silvia Leal, doctora 'cum laude' en Sociología, experta en tecnología y transformación digital, comenta a ABC que «la IA es un algoritmo que funciona con la interacción. Es capaz de aprender del entorno y de evolucionar para hacer las cosas mejor». Matiza que la IA no es como la vemos en las películas, le falta espíritu crítico para saber si hay algo que está mal o qué es mentira. Esto hace que los proyectos de IA en los que hasta ahora grandes compañías tecnológicas han invertido no hayan funcionado.
«Ahí tenemos el fracaso de Microsoft y Tay, el caso de Facebook que hizo unas IA para negociar y las tuvo que desconectar, lo que le puede resultar carísimo a una empresa», afirma Leal. «Eso es lo que se puede corregir con expertos en humanidades, con conocimientos tecnológicos capaces de entrenarlas, y en lo que pueden ganar mucho dinero. Al final la IA es como un niño. Tienes a una persona enseñándole a hablar, que sería un lingüista, conocí a una experta en explicar contextos a la IA en el MIT». Y además sirven al humano para marcar las pautas de la ética mientras avanza, bajo esa pregunta que se hacía H G. Wells ¿hemos ido demasiado lejos?
Policía del metaverso
En un entorno futurista también se mueve la policía virtual, Pedro Diezma, experto en innovación, explica que este concepto tiene muchas acepciones. «Podemos distinguir la policía del ámbito virtual, que es el metaverso. Y por otro lado, es la potenciación de capacidades de la policía convencional mediante herramientas, que es la policía del futuro».
En este segundo caso pueden contar con gafas de realidad aumentada, lo que permiten también es la identificación en tiempo real de sospechosos. Ya se hace en China. La realidad inmersiva sirve para entrenar a policías en un escenario del crimen virtual. Wearables para monitorizar al policía, especialmente en caso de que salga herido o pueden contar con sistemas de detección y localización de disparos, como ShotSpotter.
En cuanto a la policía del metaverso, Diezma señala que «la Interpol ha empezado a sumergirse en este entorno y ya han empezado a tomar medidas para el acoso que han detectado, y ha habido casos en los que dentro del metaverso se ha vendido droga. Igual que hay un departamento dedicado a la ciberdelincuencia, habrá uno que se dedique a los delitos del metaverso. Incluso tendremos ahí a policía que vaya de incógnito. Todo ello requiere concienciación por parte de las autoridades o de los gobiernos por empezar a formarse, y que el delincuente no vaya un paso por delante».
Geominero espacial
Lo que sí es una realidad cada vez más cercana, gracias al programa Lunar Artemis, es la figura del geominero espacial. Jesús Martínez-Frías, geólogo planetario del CSIC, apunta sobre esta profesión que « el término geominero no existe como tal, serían o geólogos o ingenieros de minas relacionados con el espacio».
La NASA estimó que el potencial económico del cinturón de asteroides que hay entre Júpiter y Marte supera a toda la economía global
Esta profesión de futuro puede dividirse para este investigador entre la minería lunar y la de los asteroides que pueden ser interesantes, dado que la NASA estimó que el potencial económico del cinturón de asteroides que hay entre Júpiter y Marte supera a toda la economía global. «En la minería lunar está el uso de recursos in situ, dado que cuesta alrededor de un millón de euros llevar un kilo de peso. Entonces, la idea es usar los recursos geológicos de allí para la habitabilidad. Además hay una carrera de países y empresas por el agua, y todo eso requiere procesos de extracción, quien controle aquello va a controlar las zonas».
Martínez-Frías dice que no existe como tal una formación en este perfil, pero sí hay algunos cursos. «Por ejemplo, en la Universidad de Wisconsin, Harrison Smith tenía un curso. Y en los programas de máster o en los programas de doctorado. No creo que deje ninguna asignatura obsoleta, todo es utilizable. Al fin y al cabo siempre se habla de que nos apoyamos en hombros de gigantes». Para la extracción de los minerales se usarían exoesqueletos y ya se están usando robots como los rovers de Marte.
De ahí que los diseñadores de robots tengan un enorme porvenir, no en vano Morgan Stanley dijo que el volumen de negocio del sector de la robótica alcanzaría un valor de 54.000 millones de dólares. Y Elon Musk les dijo a los inversores en 2022 que sus planes para fabricar robots tenían el potencial de ser más significativos que el negocio de los coches eléctricos. El robotista tendrá un perfil de ingeniero y manejo de la IA, perfeccionando la apuesta cada vez mayor por robots humanoides, flexibles, empáticos y autónomos.
Ingeniero de órganos
En este ejercicio de prospectiva no es menos cierto que el campo de la medicina se verá modificado, y un cambio de 180 grados puedo suponerlo el ingeniero de órganos, ya que según datos del Observatorio Mundial, en la UE cada día fallecieron diez pacientes a la espera de un trasplante.
El ingeniero de órganos es una idea que ya está en marcha y que hace uso de la robótica, el estudio de nuevos materiales y la bioimpresión en 3D. Este es un método de fabricación de estructuras celulares que puede usar biotintas cargadas con células madre, yendo capa a capa, el biomaterial se deposita para crear piel, tejido o incluso un órgano a medida para el paciente. Se ha conseguido la bioimpresión en 3D de un minicorazón, la primera córnea bioimpresa o un páncreas para combatir la diabetes.
La consultora Markets and Markets dice que el mercado de la bioimpresión alcanzará un valor de 1.647 millones de dólares en 2024. Y dentro de las nuevas profesiones, el editor genético trabajaría mano a mano con el ingeniero de órganos.
Editor genético
Juan Cruz Cigudosa, es un investigador español especializado en Genética Humana y Biotecnología que ha empleado técnicas de edición genómica. Consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital del Gobierno de Navarra, explica que los genes son el libro de la vida, «y durante mucho tiempo hemos creído que podríamos utilizar ese libro para diagnosticar enfermedades, para mejorar el tratamiento del cáncer o enfermedades raras . Eso es lo que tradicionalmente se ha trabajado. Pero desde hace unos años, se puede no solamente ya manipular un poco la genética, sino escribir segmentos de estos genes para corregir enfermedades graves y hacerlo incluso antes de nacer».
Es un paso más, que se llama editar el genoma. «Ya hay varias terapias, que lo que hacen es introducir esta herramienta que se llama CRISPR y cambiar la secuencia que está mal. También abre la posibilidad estudiar casos de infertilidad, lo que no está permitido es la distopía de hacer bebés a la carta», explica. Pese a películas como Gattaca o a un estudio publicado en la revista Nature que revelaba que un tercio de los estadounidenses usaría tecnología genética para hacer a su descendencia más inteligente. En la comunidad científica prima la bioética en sus avances.
Otro aspecto es que se pueden hacer especies de vegetales que sean más ricas en determinados nutrientes, resistentes a plagas o a temperaturas extremas, y lo mismo en animales, incluso especies extintas.
Cigudosa detalla que «tenemos en España un problema muy relevante en comparación con Europa: somos el único país europeo que no tiene reconocida la especialidad de genética clínica a nivel sanitario». Pese a esto, «creo que estamos muy cerca de que en el futuro en los hospitales esté trabajando un médico, un psicólogo y un ingeniero genético, que permitan trabajar de una forma más eficaz».
Nanotecnólogo en medicina
En esa sinergia el nanotecnólogo médico va adquiriendo vigor, dado los importantes avances de la nanomedicina. En ese sentido, Samuel Sánchez Ordóñez, profesor de investigación ICREA en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), señala que uno de los usos más claros es para el transporte de fármacos. Nanorobots irían al órgano concreto afinando el tiro y moviéndose en enjambre, frente a cómo funciona el fármaco hoy que se dispersa por todo el cuerpo. Reduciría los efectos secundarios, el uso de más fármacos y el tiempo de hospitalización.
La nanotecnología según el informe Global Nanotechnology Market presenta un mercado global que superará los 125.000 millones de dólares en los próximos cinco años. «Hemos montado un spin-off, que se llama Nanobots Therapeutics, para ello. En estos nanorobots hay casos en los que quieres que lo que inyectas se elimine rápido. Y otros casos en los que pretendes que lo que inyectas se quede ahí durante un tiempo, sería útil para diabéticos para que no tengan que estar pinchándose cada día».
Programador de longevidad
Y a medida que la esperanza de vida avanza, la ambición es mejorar la calidad de vida. De ahí la importancia a futuro del programador de longevidad. Manuel Castillo, catedrático de fisiología de la Universidad de Granada y presidente del Comité Científico de la Semal, si queremos usar el término programador «podría hacer referencia a la reprogramación genética, sobre todo de las células ya envejecidas, por decirlo de alguna forma, para retrocederlas a un estadio más joven y, en consecuencia, rejuvenecer los tejidos y los órganos». Una idea que se ha hecho eco entre las grandes empresas tecnológicas.
Jardinero y agricultor vertical
Uno de los retos en los próximos años, junto al incremento de la esperanza de vida, es una población creciente, la disminución de alimentos, el aumento de las ciudades y el cambio climático. Esto inevitablemente lleva a una evolución en vertical, de ahí las figuras del jardinero y el agricultor vertical , y asociado a ellas la del arquitecto vertical, que supondrá un uso activo de fachadas y cubiertas desaprovechadas.
Patricia Fernández Häring, arquitecta, señala que «todo eso va generando también como un microclima y contribuye a mejorar la calidad del aire, hace que se regule térmicamente mejor el edificio. A la vez que permiten desarrollar cultivos para comer. Es como vestir al edificio con una piel verde, que es la fitodermia». Y en el futuro podría haber granjas-cielo, son como estructuras en altura que rotarían en función del sol.
Piloto de drones
En esta mirada en vertical, es inevitable alzar la vista para hablar de la profesión que está más avanzada, la de piloto de drones. David García, director ejecutivo de Drone Prix, señala que «la regulación europea, que entró en vigor el 1 de enero de 2021, ha dado seguridad jurídica para que empresas, administración pública se meta en esto. Nuestros cursos están certificados por la Universidad de Antonio de Nebrija».
Y añade que «ahora mismo uno de los sectores que más se están desarrollando es la parte de energías renovables». Otro de los usos es el sector de la seguridad y las emergencias.
García detalla que «el emprendimiento es muy potente, eso anima a las grandes empresas a que creen sus departamentos de drones y que empiecen a tener necesidad de personal formado». David Menéndez, director de operaciones y coordinador de formación de Drone Prix, matiza que «en los últimos años creció muchísimo el desarrollo y el diseño y la comercialización de drones civiles, porque son accesibles económicamente para determinadas aplicaciones profesionales. Y eso fue clave».
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Una tras otra, estas iniciativas vienen con fuerza y dejan claro, que están formándose profesiones que ni siquiera tienen nombre, pero que van a revolucionar el empleo.
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