Las cotizaciones a la Seguridad Social sólo cubren el 70% del gasto total en pensiones
El déficit del sistema sin contar con las transferencias del Estado asciende ya al 3,8% del PIB, según Fedea
La subidas con el IPC elevan un 30% la factura de las pensiones en la 'era Sánchez'
Editorial | Las cotizaciones cada vez cubren menos de la pensión
Otro hito matemático, por Ignacio Marco-Gardoqui
Madrid
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Iniciar sesiónEl refuerzo de los ingresos del sistema de pensiones sobre el que ha edificado el Gobierno la última reforma aprobada parece estar lejos de propiciar un alivio financiero a las tensionadas cuentas de la Seguridad Social en términos de cobertura del gasto con ... cotizaciones sociales. En la última década esta posición financiera se ha debilitado de forma sustancial: mientras que en 2010 las cuotas de empresas y trabajadores suponían el 92,3% del gasto total anual en prestaciones, a cierre de 2023 este nivel de cobertura se situaba en 69,6%.
Es decir, pese a la mejora de las remuneraciones de asalariados experimentada tras la Gran Recesión -según el INE el sueldo medio se ha incrementado en los últimos trece años un 18% entre 2010 y 2023- y pese a los incrementos de las bases de cotización que el actual Gobierno de Pedro Sánchez ha impulsado en el último lustro, especialmente con el aumento de bases mínimas en un 54% desde 2018 y de las máximas en un 25,8% en el mismo periodo, además de incorporar un nuevo tipo de cotización bajo la denominación de mecanismo de equidad intergeneracional que ya detrae el 0,7% de la totalidad de las nóminas de los afiliados a la Seguridad Social, la tasa de cobertura se ha continuado deteriorando.
De hecho, la caída del nivel de cobertura de los ingresos por cotizaciones ha seguido produciéndose en el último lustro a pesar de este progresivo aumento de las cuotas que ha arbitrado el Ejecutivo, pasando de un 74,5% en 2018 al 69,6% anteriormente mencionado.
Tal y como explica el investigador de Fedea y profesor de economía aplicada en la URJC, Miguel Ángel García, en su último estudio sobre el balance financiero de la Seguridad Social, el germen del problema está en que todas estas subidas de cotizaciones legisladas y la mejora de las remuneraciones no han logrado alcanzar el ritmo al queaumenta el gasto, especialmente desde 2018. Concretamente, el gasto en pensiones públicas era equivalente al 10,1% del PIB en 2010, suponiendo las pensiones contributivas (9,9% de PIB) la mayor parte del desembolso.
Aquí, tras recuperar el Gobierno del PSOE la vinculación de la revalorización de pensiones con el IPC después del periodo 2014-2017 de cuasi congelación de las subidas que aplicó el anterior Ejecutivo del PP, las obligaciones de gasto han crecido en 3,1 puntos porcentuales de PIB, hasta alcanzar el 13,1% en 2023. «Es decir, han aumentado su cuantía inicial en casi una tercera parte en un corto periodo de tiempo, sin haber llegado todavía la generación del 'baby boom' a la edad de jubilación», advierte el experto.
El flotador de los impuestos
El estudio de Fedea resulta especialmente clarificador en cómo esta circunstancia de que las cotizaciones cada vez 'dan para menos' están obligando al Gobierno a aumentar las inyecciones presupuestarias. Mientras que en 2010 se realizaba una única transferencia del Estado por valor del 6,2% del gasto anual en pensiones y se recaudaban otros 4,1 puntos entre tasas en ingresos propios, con un saldo positivo de 2,6 puntos sobre el desembolso total, la fotografía a cierre del pasado ejercicio es diametralmente distinta.
En 2023, las transferencias del Estado se han multiplicado por cuatro hasta suponer ya el 23,6% de coste anual de las prestaciones de la Seguridad Social. Además, lo que antes era superávit, ahora se ha convertido en un préstamo anual equivalente a 6,2 puntos de gasto que también abona el Estado en favor del organismo. Por su parte, las tasas e ingresos propios del sistema han reducido su peso al 0,8% del total. Por lo que prácticamente el 30% de pago de pensiones se realiza ya vía impuestos.
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El resultado contable de la multiplicación de las fuentes de financiación ajenas al sistema es una doble senda de déficit que dificulta más si cabe el análisis financiero. Mientras que el déficit del sistema reconocido por Seguridad Social se sitúa en el 0,8% del PIB, despejados todos los ingresos extra en forma de préstamos y transferencias el desequilibrio asciende al 3,8% del PIB, cinco veces más y equivalente a 56.000 millones de euros.
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