CEOE prepara toda su artillería contra un alza del salario mínimo que divide al Gobierno

Yolanda Díaz trasladó oficiosamente a Garamendi que su idea era elevar a mil euros el indicador en 2021

UGT y CC.OO. presionan al Gobierno para que acometa una subida que rechazan Calviño y Escrivá

ÁNGEL DE ANTONIO

El salario mínimo subirá el año que viene... o no. Todo dependerá de la fuerza que ejerzan sobre el presidente Sánchez las dos facciones del Gobierno, enfrentadas, una vez más, sobre la conveniencia de acometer un nuevo alza. Y todo dependerá también de cuánto ... aprieten la fuerza sindical y también la empresarial. Las empresas están alarmadas por las primeras intenciones de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz , de situar el indicador en mil euros, idea que ya habría trasladado oficiosamente al presidente de CEOE, Antonio Garamendi. En contra estarían la vicepresidenta Nadia Calviño y el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá , el ala del PSOE.

Un alza del 5% como la planteada por Díaz supondría un nuevo coste para las empresas en un contexto de fuerte depresión económica como el actual, una nueva carga para las empresas en plena pandemia. En los últimos tres años este indicador ha crecido un 33,16% , de acometerse el alza previsto por Podemos en cuatro años el crecimiento sería de casi el 40%.

Hoy el SMI afecta a más de 1,5 millones de trabajadores , principalmente de los sectores más afectados por el Covid. Tres de cada cuatro contratados con salario mínimo trabajan en el sector servicios, donde se concentran casi 1,2 millones de los empleados a tiempo completo. El segundo sector más afectado es el de la construcción, que aglutina a algo más de 200.000 personas , mientras que 91.000 pertenecen a la industria y otros 50.000 a la agricultura.

El Gobierno convocará de forma inminente a empresarios y sindicatos para informarles de la evolución que tendrá el SMI, ya que la norma le obliga a hacerlo con anterioridad a tomar la decisión. La patronal se prepara para dar la batalla, pero también los sindicatos. CC.OO. y UGT ya han advertido que no aceptarán que se congele el SMI y que el compromiso adquirido por el Gobierno es que llegue al 60% del salario medio al final de la legislatura , cuando debería situarse entorno a los 1.100 euros al mes.

La posibilidad de la subida ha puesto ya en pie de guerra al mundo empresarial. «Con cinco millones de empleos suspendidos, el objetivo es recuperarlos. Todos los recursos disponibles de empresas y autónomos deben enfocarse a ello y no a incrementos salariales. Ahora toca salvar y recuperar empleos, no subir el SMI », dice Lorenzo Amor, presidente de ATA. Una denuncia que es unánime en todos los sectores consultados.

En este sentido también se pronuncian los presidentes de CEIM y de Cepyme, Miguel Garrido y Gerardo Cuerva. «Nuestro tejido productivo se encuentra en el peor momento de la histori a reciente, haciendo esfuerzos titánicos por no desaparecer ante la escasez o nula demanda derivada de la pandemia. Y mientras los gobiernos de nuestros países vecinos ayudan a sus empresas eliminando impuestos u ofreciéndoles ayudas directas, resulta inconcebible que el nuestro solo piense en generarnos más problemas para mantener la actividad», se lamenta el presidente de los empresarios madrileños. Comparte su opinión Cuerva, que reclama sensibilidad al Ejecutivo: «el Gobierno debe tener en cuenta la delicada situación de la economía española. Muchas pymes están haciendo un esfuerzo enorme para mantener las plantillas y eso hay que valorarlo».

Si hay un sector que está pasándolo mal es el de la hostelería . Hostelería de España, la patronal que preside José Luis Yzuel, asegura que hay momentos para ciertas cosas y hoy la actividad del sector está muy afectada para afrontar cualquier medida que no suponga mantener empresas y empleo. También se clama desde el sector de logística: «Volver a incrementar otra vez el salario mínimo es condenar a miles de empresas a su desaparición definitiva junto con todos los empleos que llevan meses intentando retener», Francisco Aranda, presidente de UNO.

El campo sería otro de los sectores más afectados por un aumento de costes. «Sería la puntilla» , asegura Pedro Barato, presidente de Asaja, la patronal agraria. Recuerda que este sector acabó 2019 con 33.417 trabajadores menos por las subidas del SMI, «que fueron inasumibles» , y que la renta agraria, indicador clave de la salud del campo, experimentó un descenso del 9% en el último año, hasta 26.179 millones.

Pactar, un arma de doble filo

Más allá del debate puramente económico, las negociaciones sobre el salario mínimo empezarán con un desgaste importante en términos políticos . Tanto dentro del Gobierno de coalición como en la relación entre el Ejecutivo y la patronal. Entre los empresarios comienza a extenderse la sensación de que los acuerdos alcanzados están sirviendo al Gobierno como arma arrojadiza contra el Partido Popular , al que acusan de no querer llegar a acuerdos a pesar de que sí son posibles con el mundo empresarial.

Casado ha tenido que encajar ya en varias ocasiones este reproche, algo que ha levantado ampollas entre algunos miembros de la CEOE, que buscan mantenerse alejados de la arena política. «Da la impresión que una parte del Gobierno pretende crear más problemas a nuestro tejido productivo o que desconocen por completo el drama que estamos pasando en las empresas», remarca Aranda.

Dentro de la coalición, las discrepancias a cuenta de esta subida van en aumento y se suman a la larga lista de enfrentamientos que están tensando las costuras entre PSOE y Unidas Podemos . Fuentes cercanas a las negociaciones aseguran que no descartan que, aunque la ministra llegue a la mesa con planteamientos de máximos, la importancia que ella le da a los pactos del diálogo social podrían llevarla a ceder incluso hasta un alza mucho menos ambiciosa. Las mismas fuentes apuntan a que comienza a ganar fuerza un alza del 0,9% , en línea con la aplicada a los funcionarios y las pensiones.

En cualquier caso, ahora la prioridad del Gobierno es sellar la aprobación de los Presupuestos , por lo que las discrepancias prometen hacerse aún más evidentes una vez finalice este trámite. Mientras la parte socialista del Gobierno trata de alejarse de los planteamientos que firmó con Podemos en el acuerdo de Gobierno, ya que consideran que las circunstancias han cambiado por la pandemia, en el ala morada se quieren ejecutar a toda costa los puntos firmados.

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