Bruselas consuma el castigo a la banca que posee deuda española

La cumbre de jefes de Estado y del Gobierno de la UE decidió ayer que se obligará a los bancos a elevar su capital de mayor calidad, conocido como Core Tier Capital 1, hasta el 9% antes del próximo 30 de junio. Los 26.161 millones de euros que la medida exigirá a los cinco grandes bancos españoles — Santander, BBVA, Bankia, CaixaBank y Popular — supone más de la cuarta parte del capital total que necesitaran las entidades financieras europeas y que, según las estimaciones que a última hora de ayer hizo públicas la Autoridad Bancaria Europea (EBA), ascenderán a 106.447 millones. Solamente los bancos griegos, con una estimación de 30.000 millones, superan el castigo a las entidades españolas. Italia (14.771), Francia (8.844), Portugal (7.804) y Alemania (5.184) también se quedan muy por debajo de lo exigido a nuestro país.

Tal y como avanzó ABC en los último días, también se obliga a bancos y cajas a valorar los títulos de deuda soberana que posean a precio de mercado con fecha 30 de septiembre de 2011, en lugar de a precio de vencimiento, como se venía haciendo hasta ahora. Según la EBA, esto tendría un impacto en las cuentas de las entidades españoles de 6.290 millones de euros, cifra que la autoridad bancaria ya incluye en su cálculo de 26.161 millones de obligada recapitalización. En este caso, las entidades italianas (9.491 millones) y las alemanas (7.687) salen peor paradas que las españolas.

Además, la Autoridad Bancaria Europea confirmó ayer que el cambio en la contabilización de la deuda soberana en los balances de los bancos tendrá carácter temporal, al ser una medida «excepcional para circunstancias excepcionales».

También se ha aprobado la prohibición a los bancos de repartir dividendos a los accionistas y bonos a los directivos hasta que no consigan el citado ratio de capital del 9%.

Al menos, el sector financiero recibió una buena noticia, ya que el acuerdo introduce la posibilidad de incluir como capital las obligaciones necesariamente convertibles en acciones , del que las entidades españolas tienen al menos 9.700 millones. Fuentes del sector indicaron a Efe que la autoridad bancaria no ha tenido en cuenta estos instrumentos a la hora de calcular las necesidades de capital de la banca española. Sin embargo, al igual que ocurrió en los test de estrés de julio, no podrán computar las provisiones genéricas.

Las entidades tendrán que presentar antes de fin de año ante los supervisores nacionales un plan en el que expliquen cómo van a conseguir estos nuevos fondos. Los bancos deberán acudir primero al mercado . Si allí no lo consiguen, recurrirán a los fondos públicos nacionales, en el caso de España el FROB, y en última instancia, al fondo de rescate europeo (EFSF en sus siglas en inglés). El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, expresó tras la cumbre su «pleno convencimiento» de que los bancos no tendrán necesidad de acudir al dinero público y serán capaces de captar nuevos fondos a través de los planes que ellas mismas diseñen.

Por si esto fuera poco, las autoridades europeas no han descartado otra medida que también penalizaría al sistema financiero español: que bancos y cajas tengan también que aplicar descuentos a la valoración que tengan en los balances de los préstamos que hayan concedido a todas las administraciones públicas, Estado, autonomías y ayuntamientos.

En todo caso, los datos no son todavía definitivos, ya que la EBA espera divulgar las cifras definitivas en noviembre próximo , en función de la situación de cada banco a fecha del 30 de septiembre, cuando las entidades deben divulgar su capital y su exposición a la deuda soberana. Las previsiones de la EBA contrastan con los cálculos iniciales de los grandes bancos españoles, que en su mayoría confiaban en no tener que volver a salir al mercado para obtener nuevo capital.

Desde la Confederación Española de Cajas de Ahorros se aseguraba ayer que el hecho de que se obligue al sector financiero a hacer cualquier provisión extra es negativo porque supone lanzar el mensaje de que en el balance de las entidades hay créditos dudosos.