Qatar se hace con el distrito financiero londinense de Canary Wharf

El fondo soberano de Qatar (QIA) y su socio canadiense, la inmobiliaria Brookfield States, han logrado sacar adelante una OPA hostil de 3.500 millones de euros para hacerse con el 85% de Songbird States , que a su vez controla el 69% de Canary Wharf Group, el dueño de la milla de oro financiera. Es decir, Canary Wharf ya es también de los cataríes, a pesar de que cuando a finales del año pasado lanzaron esta oferta de 350 peniques por acción los socios de Songbird consideraron que estaban “infravalorando” el grupo. Entre los accionistas de Songbird figuran con participaciones minoritarias un fondo nacional chino y Morgan Stanley . Los cataríes tenían antes de la OPA un 28,6%.

Canary Wharf fue una visión del magnate judío canadiense Paul Reichmann, nacido en Viena. Impresionado con las reformas aperturistas de Margaret Thatcher , a finales de los ochenta le presentó un proyecto, que entonces parecía casi utópico, para construir una pujante ciudad financiera en unos terrenos baldíos, unos antiguos muelles de carga en un recodo del Támesis. Thatcher se comprometió a llevar allí el metro y en 1991 se abrieron los primeros edificios. Los comienzos fueron azarosos, con muchas dudas y muchos solares vacíos largos años, pero el tiempo ha acabado dando la razón a la visión de Reichmann, que murió en 2013 ya apartado del sueño que había creado.

Hoy el atractivo principal de Canary Wharf es que ofrece un millón de metros cuadrados de suelo en una ciudad prohibitiva, que probablemente incuba ahora mismo una gran burbuja inmobiliaria. El suelo es allí un poco más barato que en la City y además ofrece la ventaja de que los rascacielos permiten agrupar a todo el personal de una compañía en un único edificio. Se cree que el nombre de Canary Wharf guarda relación con que originariamente se estibaban allí mercancías procedentes de las islas Canarias.

La conquista del distrito financiero emergente da fe de que el interés de los árabes por Londres no cesa (ni el de Londres por el capital de los árabes), a pesar del desplome del precio del petróleo o de las reticencias que ha abierto la escalada del yihadismo islámico en parte del mundo Occidental. Qatar dio su primer aviso en Londres en 2007, comprando por 959 millones de libras el edificio de las Chelsea Barracks. Harrod’s, que era propiedad del egipcio Al Fayed, cayó en 2010, por 1.500 millones de libras. Qatar es propietario también del edificio de apartamentos de ensueño llamado One Hyde Park, que aloja los pisos más caros de Londres. La madre del actual emir planea construirse su particular Buckingham uniendo varios edificios históricos en Cornwall Terrace, con vistas a Regent’s Park. Otras propiedades son La Esquirla, del arquitecto Renzo Piano , por 2.300 millones de libras; el rascacielos conocido popularmente como el Walkie Talkie por sus originales contornos y los pabellones de atletismo de la Villa Olímpica. Entre las inversiones cataríes aparece hasta una participación en el en su día mercado alternativo de Camden , otra en los populares supermercados Sainsbury y hasta un 20% de Heathrow, aeropuerto controlado por la española Ferrovial.

Pero quizá lo que lo resumen todo es que el 10% de la bolsa de valores de Londres es… pues claro: catarí.