Baleares y la eterna lucha por equilibrar turismo de calidad y de masas
Las inversiones ya realizadas y las previstas a medio plazo tratarán de contrarrestar la mala imagen ofrecida en estos últimos años por determinados visitantes en Magaluf
JOSEP MARIA AGUILÓ
El nombre de Baleares se asoció desde principios del siglo XX y hasta mediados de los años sesenta al llamado turismo de calidad, es decir, a unos visitantes de gran poder adquisitivo que en ocasiones incluso se quedaban a vivir de manera permanente en el ... Archipiélago. El «boom» turístico de hace cinco décadas cambió en parte esa situación, con el inicio de la llegada masiva de cientos de miles de turistas cada año, lo que supuso un importante incremento en el número de plazas hoteleras y la creación de nuevas infraestructuras. En la actualidad, en Mallorca hay unas 240.000 camas, cifra que representa casi las dos terceras partes del total de la oferta hotelera de las Islas, cifrada en unas 400.000 camas aproximadamente.
El delicado equilibrio entre el turismo de calidad y el de masas parecería haberse perdido en estos últimos años en Baleares, en especial desde que zonas como la Playa de Palma o como Magaluf han pasado a acaparar titulares no especialmente positivos, relacionados con casos de «balconing», prostitución o fiestas juveniles con drogas y alcohol.
Esa percepción negativa no es compartida , sin embargo, por la vicepresidenta ejecutiva de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), Inmaculada de Benito, quien señala que los casos citados son muy puntuales, por lo que no deberían empañar la realidad de un destino que sigue siendo muy atractivo para el visitante tradicional y también para quienes han hecho de Mallorca su segunda residencia, en especial cientos de ciudadanos alemanes de clase media alta.
«Pese a todo, hoy estamos muchísimo mejor», señala De Benito, quien recuerda las grandes inversiones hechas en estos últimos años para reformar y mejorar los equipamientos hoteleros de municipios como Calviá o Palma. A ello habría que añadir que en estos momentos está en tramitación el reglamento de la Ley Turística, que aboga por fomentar la calidad de la oferta, y también que esta misma semana ha sido aprobado de forma provisional el denominado Plan de Reforma Integral (PRI) de la Playa de Palma, un proyecto en el que participarán los ayuntamientos de Palma y de Llucmajor, así como el Gobierno autonómico y el Ejecutivo central.
Por lo que respecta a determinados excesos cometidos en Magaluf por los turistas más jóvenes, De Benito considera que es necesario «cambiar las pautas de conducta» de algunos visitantes, labor en la que deben colaborar la iniciativa privada y las administraciones públicas.
Sea como sea, de momento el pasado mes de julio Baleares batió su récord absoluto de visitantes, con la llegada de 2,4 millones de personas, lo que supuso un incremento del 4,8 por cien con respecto al mismo periodo del pasado año. No obstante, pese a ello también bajó ligeramente la ocupación hotelera, con un descenso del 5 por cien en las pernoctaciones, hecho que podría atribuirse a la proliferación de viviendas turísticas ilegales.
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