Tenis
Sara Sorribes: «En muchos momentos no veía lo de volver, perdí la pasión»
La española habla con ABC sobre el proceso de volver a sentirse tenista tras un año de lesiones y dolores
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Iniciar sesiónEscuchó un 'clak', pero siguió. Al día siguiente, tenía una rotura en el escafoides y una bota puesta en el pie derecho. No lo sabía entonces, pero Sara Sorribes (Castellón, 1996) pasaría seis meses fuera del tenis, desde septiembre hasta abril. Un proceso largo, lleno ... de dudas, en el que hubo mucho trabajo de respiración, aceptación y superación, paso previo por torneos ITF, para recuperar el tenis y la pasión. Esa que mueve a la castellonense y con la que afronta este Wimbledon –debuta mañan con Marta Trevisan– con un objetivo claro: disfrutar de ser tenista otra vez.
—¿Cómo está?
—Estoy bien. Estuve en Eastbourne, pero no pude jugar en individual y perdimos en dobles en primera ronda, pero me vino bien para sumar partidos en hierba, que no es fácil.
—¿Qué es Wimbledon?
—No lo llaman la Catedral por nada. Es una sensación muy bonita, tiene muchas cosas muy especiales y todos los tenistas lo hemos visto por televisión y hemos soñado alguna vez con jugar aquí.
—Llega de sus primeros octavos en Roland Garros. ¿Lo ha podido digerir?
—Le he dado mucho valor desde el primer día. Por un poco de lo que venía detrás y porque fue muy bonito ir sintiéndome cada día un poco mejor; que podía volver a competir. Lo perdí, pero fue reñido y tuvo muchas cosas positivas. Es verdad que en los primeros días estás más fastidiado, pero he mantenido esa línea de trabajo.
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—Más que por años, el tenista crece por torneos, rondas y lesiones. ¿Quién es Sara Sorribes después de 2022?
—En la vida te pasan cosas buenas y no tan buenas, y dependen de cómo las afrontes y de cómo salgas de ellas. Eso marca la forma en la que puedes afrontar los siguientes momentos. La lesión me ha ayudado mucho a llevar mejor el día a día, a entender que nada es para siempre. Estás jugado un día y al día siguiente no. Es bastante difícil de aceptar para una persona que hace deporte cada día. Yo estaba jugando un día en Parma y al día siguiente llevaba puesta una bota que no me iba a quitar en mucho tiempo. Es lo que más me ha enseñado: disfrutar del día a día y hacer las cosas que dependen de mí.
—¿Y parar de inmediato cuando nota el primer dolor?
—Sí, eso también. Pero a mí no me resulta fácil. El umbral del dolor lo tengo muy alto y me pienso que no pasará nada. Me pasó con la costilla. Sentí dolor, pero no paré. Y con el escafoides, lo mismo. Uno cree que puede con todo. Y pasa en todas las profesiones. Sí, también he aprendido a decir las cosas antes, a buscar soluciones antes. Y si no tienes que jugar un día, será para bien para el resto de los días.
—¿Qué hace un tenista sin tenis?
—Al principio lo llevé muy mal porque no lo entendía. Yo quería volver, veía que no podía y se alargaba todo mucho. Iba al médico con la esperanzas de que me quitase la bota y cada vez me decía que tardaría más, y luego la operación. Todo era cada vez peor. En cuanto lo entendí y me dije 'esto va a ser largo, y seis meses, y complicado' empecé a llevarlo mejor. Me centré en lo que tenía que hacer en el día: 20 minutos de esto, pues esto; media hora de piscina, pues media hora de piscina. Solo lo que me tocaba.
—¿La cabeza vuela hacia las dudas de no poder volver?
—Sí, hubo muchas dudas. Soy una persona que hace las cosas con mucha pasión. Y la perdí. No me apetecía ver tenis, ni hablar de tenis, ni saber nada de tenis, ni ir al club a ver a mi madre. Me decía 'si yo hago esto por pasión y ahora no la tengo, ¿por qué lo voy a seguir haciendo?' En muchos momentos no veía lo de volver. Lo hablé con Silvia Soler y Paco Fogués (entrenadores) y Blanca Bernal (fisio), y me decían que me diera tiempo. Conforme la lesión mejoraba, sentí que la pasión volvía.
—¿Cómo fue para Silvia y Paco ser entrenadores sin entrenar?
—Tengo mucha suerte porque es mi equipo pero los puedo llamar para cualquier cosa y no tiene que ser relacionado con el tenis. Silvia y Paco hacían de amigos. Quedaba con ellos y hablábamos de otras cosas de la vida. Blanca hacia de psicóloga porque pasaba muchas horas con ella en la camilla y salen muchos momentos malos. Cada uno tenía su rol. Es importante que seamos un equipo más allá de la pista.
—¿Ya no hay dolor?
—No, fuera, nada de dolor desde el primer día que me quité la bota.
—¿Y miedos?
—Sí. Hubo muchos miedos de volver a pisar. Iba a hacer algún ejercicio de los que había sentido mucho dolor antes de saber que estaba roto el escafoides y me paralizaba. Era pisar en esa parte del pie para hacer cualquier cosa y echarme a llorar. Recuerdo el primer día que tuve que saltar una valla minúscula y no pude, se me saltaban las lágrimas. Fue ir engañando un poco al cuerpo para superarlo y empezar a ver que volvía a coger fuerza.
—¿En qué momento vuelve a sentirse tenista?
—El primer día que jugué un set entero. Silvia lo hizo muy bien. Sabía que si me ponía a jugar un set a lo mejor mi cabeza no iba a llegar muy lejos. Así que hacíamos dos juegos y paraba; y luego cuatro. Y ese día que lo jugué completo vi que estaba un poco más cerca.
—Lo normal, entonces, en el tenis es subir y bajar, ¿no? Más que los títulos, el verdadero triunfo de Federer, Nadal y Djokovic parece la regularidad.
—El tenis tiene una parte muy complicada. Cada año empiezas de cero, pero de verdad. No compites contra 18 equipos como en fútbol, sino contra todos. Si no lo haces bien la primera parte del año arrastras el resto y juegas otros torneos y con otro ranking. Cada día tienes que volver a salir y hacerlo bien. No cuenta lo que hayas hecho antes y el bagaje. Lo que han hecho Rafa, Federer y Djokovic, sí, pero también lo de David Ferrer es otra barbaridad.
—También la cabeza tiene que estar bien, como enseñó Carlos Alcaraz en París contra Djokovic.
—Fue totalmente entendible, más todavía cuando es la primera vez que juegas unas semis de París. Por mucho que haya ganado un Grand Slam y sea número 1, está viviendo cosas nuevas. Es un deporte muy duro físicamente y muy duro mentalmente y depende de cómo lo gestiones. Por mucho que parezca que no, son humanos.
—¿El objetivo que se marca entonces es disfrutar?
—Totalmente. Me siento bien, pero la competición es otra cosa. Pero sobre todo salir a la pista pensando que por mi parte no ha quedado nada.
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