Nadal no se acaba aquí: «Me queda camino por recorrer. Quiero jugar Roma y ahí diré si voy a París»

No descarta volver a España, porque hay una eliminatoria de Copa Davis en septiembre y quién sabe cómo estará para entonces: «Puede estar descartada a un tanto por ciento muy elevado, pero no es imposible. Nunca se puede saber». Y explicó cómo ha sido este año de no querer y poder anunciar muchas de las situaciones personales que ha pasado con las lesiones: «He intentado no decir cosas que se vuelvan en mi contra, aunque si pasa sería el primero en reconocerlo. Cuando no contaba sobre cómo me encontraba es porque yo tampoco lo sabía. Soy el primero que no ha tenido certeza de nada en estos últimos meses. Lo que pueda pasar en el futuro se verá».

Pero mirando hacia atrás, no se reprocha nada, al contrario, cierra un ciclo en Madrid de la que sale tranquilo por haber sido él en todo su esplendor. «Estoy satisfecho con lo que he hecho toda mi carrera, me he esforzado al máximo para alargarla hasta la que se ha podido. Primero por satisfacción personal, y por sentido del deber: si no tengo la sensación de que he hecho todo lo que he podido no me voy tranquilo a casa, y tercero, porque me sigue emocionando jugar al tenis cuando estoy bien».

Pero reitera el balear que el viaje continúa. Que esta solo ha sido un adiós en un lugar que lo ha emocionado mucho, aunque se guarde todavía las lágrimas: «Sí que me he emocionado mucho por dentro. He aguantado porque no quería hoy un mar de lágrimas ahí en medio, pero me ha faltado poco. Porque no he terminado mi camino con la raqueta en la mano. He terminado aquí en Madrid. Ha sido una noche emocionante a más no poder, pero quizás no es el momento de dejar ir todo lo que llevo dentro a nivel de sensaciones. Me queda camino por recorrer y no quiero soltar toda la adrenalina aún«.

Y el viaje de este curso de la despedida, esta última oportunidad de ser el tenista que quiere que la gente recuerde se llena de energía por esta semana positiva en Madrid: «He dado pasos adelante, no tengo duda. Veremos si podemos consolidar estos avances. Llegué con una duda en todos los sentidos y me voy con menos dudas. Ha sido una semana increíblemente positiva. Hoy ha sido un partido con un rival que ha jugado a un nivel altísimo y aun así he estado competitivo. En el primer set he sido un pelín mejor, pero no ha podido ser. Ha sido mi mejor set desde que he vuelto a competir, en lo que busco de actividad de piernas, de capacidad para girar la bola con mi drive. El día que me sentía mejor posicionado en pista. Pero muscularmente he tenido un poquito de bajón, lógico tras el partido ante Cachín (de tres horas)«.

No quiere contestar a lo que no puede, por eso sí indica que su intención es ir a Roma y a partir de ahí, otra decisión más importante sobre Roland Garros. Pero paso a paso, como su carrera: «No tengo asegurado nada. No sé lo que puede pasar, pero tengo a mis espaldas cuatro partidos en Madrid. Y hoy he terminado con alguna molestia y más cansado muscularmente, pero no es grave. Mi cuerpo ha resistido varias horas de exigencia. Y a nivel de tenis también me voy más contento de lo que llegué. Es una rueda: si no tengo la confianza en el cuerpo, el tenis es imposible que vaya a funcionar. Si mi cuerpo aguanta no sé que puede pasar. Es difícil imaginar grandes cosas, pero el deporte cambia las cosas rápidas. Y estoy haciendo las cosas más prudente, no sé hacerlo mejor, lo que puedo para darme opciones. Espero poder jugar Roma, y voy con la ilusión de seguir evolucionando. París... os lo diré después de Roma«.

«Aunque no hubiera llegado hasta aquí, siempre compensa. Porque si no no estoy tranquilo conmigo mismo. Es un principio básico, vital: volver a casa con la sensación de haber hecho todo lo que estaba en mi mano para que las cosas se hicieran bien. Después pierdes, ganas de vez en cuando, es parte de nuestro mundo. La sensación de esforzarte para que las cosas salgan bien creo que lo he conseguido llevar casi al extremo y en el proceso de recuperación también lo intento. Desfallecer lo menos posible, aunque eso es imposible. Tengo la suerte de tener el apoyo de las personas alrededor que me han ayudado de manera decisiva. Y las muestras de cariño de la gente me han llevado a intentarlo un poquito más«.

También habló del pasado, de ese chaval que llegó a Madrid con 18 años y jugó en 2005 una final que fue crucial para el resto de su carrera. Para bien y para mal. «Un joven de 18 o 19 años no estaba preparado para visualizar un futuro como el que he tenido. Cuando ves las cosas y echas la vista atrás es una perspectiva completamente diferente. En aquel año lo único que me preocupaba era ganar esa final de 2005 y no pensaba en más allá. Creo que esa final ha sido el principio de muchos problemas que he tenido mi carrera, pero es de las que más recuerdo. No podía ni andar al día siguiente, es la gran lesión que he tenido en mi carrera: me partí el escafoides y no lo noté y fue al día siguiente cuando no podía caminar«.

Y de todo saca una enseñanza que ha llevado a convertirlo en lo que es: «Cierro un ciclo aquí. Todos visualizábamos una carrera corta, pero ha sido complicada en algunos momentos, pero mucho meno de lo esperado. Con esos problemas ni un ápice de queja en nada. Lo digo de corazón: los problemas que he tenido a nivel de lesión me han dado una parte de sufrimiento importante, pero también me han dado la capacidad de valorar todo lo bueno que me ha pasado y eso es realmente bonito. Por culpa de las lesiones, he sabido disfrutar y valorar las cosa buenas que nos olvidamos de disfrutar y valorar cuando estás compitiendo y solo quieres ganar y ganar«.

No lloró él en la pista, pero sí se le quedó impregnada la sensación de que sí ha llorado gente por él, otra de las grandes satisfacciones que se lleva de Madrid: «Cuando se emociona alguien, no solo es por el tema deportivo. Supongo que habré hecho las cosas bien no solo con la raqueta en la mano. Espero haber tenido un comportamiento adecuado casi siempre. Todos nos equivocamos y fallamos, pero he intentado ser respetuoso, amable y atender a la gente de la mejor manera que he sabido. Y en la pista, tener un comportamiento adecuado, y creo que lo he conseguido. Lo que me genera que llore la gente de mi alrededor es normal. Aunque con un comportamiento horroroso también llorarían porque me quieren de manera diferente a los demás. Pero si se emocionan seguidores es una satisfacción personal porque es lo que realmente tiene valor en la vida: los seres humanos, y no lo deportivo. Espero haber sido al menos no un mal ejemplo para las nuevas generaciones y para los niños que me han visto en la tele estos años«.