TENIS
Djokovic, Alcaraz y un Wimbledon de cambio de era
El serbio aspira a igualar a Federer con su octavo título en la Catedral y sumar su Grand Slam 24, con la amenaza del español y la horda de jóvenes aspirantes con mucha hambre
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Iniciar sesiónSe engalana Wimbledon, ultimada ya la medida exacta del césped que debe regir en las pistas y a la espera de sufrir el paulatino deterioro que irá decidiendo el campeón de 2023. Una edición (del 3 al 16 de julio) a la que llega ... como favorito, un año más, Novak Djokovic. Por su historial, aquí ha ganado siete veces, los últimos cuatro consecutivos: 2011, 2014, 2015, 2018, 2019, 2021 y 2022 (no se celebró en 2020), y no ha perdido en un partido en la pista central desde 2013 (la final ante Andy Murray, único que ha ganado al serbio en hierba de todos los que componen el cuadro de este año). También por su presente, campeón en Australia y en Roland Garros este curso porque el tenis, el hambre, el físico y, sobre todo, la mentalidad, permanecen inquebrantables e infranqueables ante el hostigamiento de los jóvenes.
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Decidido a poner su nombre en todos los recovecos del tenis, aspira en este torneo a igualar a Roger Federer en el que, por el momento, sigue siendo el refugio del suizo, ocho títulos en la Catedral. Además, alcanzaría a Margaret Court, que marca el límite con 24 Grand Slams; y seguiría soñando con completar el Grand Slam.
Quizá sea precipitado mirar tan lejos, pero no hay duda de que Djokovic se crece en los grandes escenarios y ninguno es tan grande como este. Y porque es líder ante una hornada de jóvenes que apenas se han prodigado por el verde. Como señala ATP, son 86 victorias en este torneo (y diez derrotas), por las 85 que suma el resto de jugadores que ocupan los veinte mejores del mundo.
Los números complementan a las sensaciones, aunque estas sean menos medibles y objetivas. Lo cierto es que el serbio se transforma en este Grand Slam. Es muy bueno en Australia, sufre un poco más en París, pero en Londres marca la pauta de lo que significa el juego sobre hierba. Modula las energías y los movimientos para ganar sin desgastarse demasiado.
Vendaje
En ese aprendizaje está su némesis, un Carlos Alcaraz que se entrenó el viernes por primera vez en la hierba londinense, después de aprovechar un poco más de descanso (suspendió la exhibición de Hurlingham ante Holger Rune y Dominic Thiem para cuidar el cuerpo lo máximo). Han sido veinte años de títulos con nombre de Federer, Nadal, Murray y Djokovic y llega el español con la moral por las nubes tras ganar Queen's, adaptadísimo a este juego diferente que supone esta superficie (primer título en verde en solo once partidos). Aunque también con un recordatorio de su dureza: se tuvo que vendar el abductor de la pierna derecha en la final ante De Miñaur y se ha priorizado el físico estos días.
El año pasado sucumbió en octavos ante Jannik Sinner, pero de ese partido al que afrontará mañana ante Jeremy Chardy ha pasado mucho tiempo y mucho Alcaraz. Seis títulos desde entonces (once en total), victorias de crecimiento y madurez, un primer Grand Slam (US Open) y el trono de la ATP. También enseñanzas como la que se llevó en las semifinales de Roland Garros ante Djokovic, atrapado en calambres por la presión que ejercía el rival, la ronda y el escenario. Y no hay escenario más grande que este.
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Wimbledon, fiel al blanco y la tradición, otorga a Djokovic el honor de estrenar la pista central, hoy a las 14.30 (hora española) contra Pedro Cachín, como campeón del año pasado, aunque sea el español el número 1 de la ATP. El serbio circula por la parte baja del cuadro en la que tiene a Lorenzo Musetti, Andrey Rublev y Jannik Sinner como principales amenazas. También ha caído por su lado Nick Kyrgios, finalista el año pasado. «Este es el torneo más tradicional e histórico del tenis y tiene la mejor pista del mundo. Espero que sea otro gran año aquí», expuso el serbio, que quiere seguir sumando. «No necesito tener un Carlos Alcaraz enfrente, ni nadie en particular, para ese plus de motivación. Cuando llega un torneo del Grand Slam sé que tengo que ganar siete partidos para lograr el título», aseveró.
Será mañana cuando debute Alcaraz en la Catedral, contra Chardy (36 años y 534 del mundo). Su camino es algo más espinoso: Alex de Miñaur (rival en la final de Queen's) o Alexander Zverev en octavos, Holger Rune o Frances Tiafoe en cuartos, Daniil Medvedev o Stefanos Tsitsipas en semifinales, antes de esa hipotética final contra Djokovic. «Él es el favorito, hace que todo parezca fácil en hierba. Yo tengo altas expectativas, llego con confianza. Creo que soy capaz de poner mucha presión en los rivales, incluso en Djokovic», apuntó Alcaraz ayer.
En el cuadro femenino Iga Swiatek, líder de la WTA, espera mejorar en este torneo que nunca se le ha dado bien, ronda de cuartos como mejor actuación. Tendrá rivales de entidad como Victoria Azarenka, Coco Gauff y Jessica Pegula. Solo en la posible final se enfrentaría a Aryna Sabalenka, que se puede cruzar con Karolina Muchova (finalista de Roland Garros), Maria Sakkari, Ons Jabeur y Elena Rybakina (defensora del título).
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