Goffin se gana el respeto de Federer

A Roger Federer, a quien se le suelen atragantar los inicios de los partidos, se le presentó un tenista con cara de niño y raqueta de campeón , aunque sea en un futuro no muy lejano. Despreocupado y sin inmutarse por los golpes que salían del lado del belga, Federer puso el automático y pretendió que fuera Goffin quien acusara la presión. Nada más lejos, el fan desplegó sus armas que hirieron, y mucho, al suizo, que renqueó con su tenis en un primer set en el que no quiso, y no pudo, contrarrestar la fortaleza de Goffin. Al final, la gloria para el belga con el 7-5 y la presión para el suizo.

Solo entonces quiso Federer despertar. Y apretó los dientes en el segundo set sin que sus golpes hicieran daño al belga, al cien por cien desde el principio, buscando alargar su tiempo de gloria. La experiencia venció con 5-5 y el break que le ponía en bandeja, y con su saque, la segunda manga. El recreo se había terminado. La estrella era él.

Tirando de galones, el suizo impuso sus golpes ganadores y sentenció un tercer set por 6-2 a su favor para evitar que el ego de Goffin siguiera creciendo. El suizo ofreció sus consejos de exnúmero 1 en un cuarto set que ganó por 6-4 que le costó cincuenta minutos conseguir , pero que no desaprovechó con su servicio. El partido se apagó para el joven de 21 años que llegó como invitado y se va con un sueño cumplido en la maleta : jugar de igual a igual con Federer, regalando golpes de esplendor a la grada, y disfrutar de su momento, y hacer disfrutar al suizo, que tuvo palabras de elogio para él. Goffin, entre halagado e impresionado, se gana un nuevo póster para su habitación: no es la pista central, pero él ya ha jugado su final de Roland Garros .