ESBOZOS Y RASGUÑOS
Aspavientos recalentados
«Vinícius, si sigue por la senda de los desaires, podría lograr una proeza: ser pitado en todos los estadios de España, incluido el Bernabéu»
Botella al suelo y rebote de Vinicius con Xabi Alonso: «Quizás le podía haber cambiado algo más tarde»
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Iniciar sesiónEl Madrid, sin uno de sus jugadores más decisivos, Bellingham, ha firmado hasta ahora un pleno de puntos. Un logro nada desdeñable. El Espanyol, que llegaba al alza, se topó con un Madrid resolutivo, aunque todavía lejos de la brillantez, en este Bernabéu convertido en ... invernadero, con la cubierta retráctil cerrada sine die.
El único lunar en una tarde plácida y sin sobresaltos fue, de nuevo, Vinícius y sus aspavientos al ser sustituido. Uno ya no sabe si se le ha subido a la cabeza el no-Balón de Oro (ese placebo extraño de que te suba algo que no te han dado), pero su fútbol actual de un tiempo a esta parte dista de justificar un puesto fijo en el once. Lo hecho en el pasado es condición necesaria, pero no suficiente, para ser indiscutible en el Real Madrid. ¿Qué es eso de tener que medir cada sustitución como si fuera un sacrilegio? Por no hablar de lo de escrutar la anchura de su sonrisa en los entrenamientos como termómetro de su felicidad, algo que suena excesivo.
El brasileño, si sigue por la senda de los desaires, podría lograr una proeza: ser pitado en todos los estadios de España, incluido el Bernabéu. Con 25 años recién cumplidos, pretender no ser cambiado nunca ni aceptarse como suplente sería una pésima señal. Porque eso supondría pensar que Vinícius ya no tiene margen de mejora. Y, además, que no tiene un competidor natural en la plantilla que le apriete en baches como el que atraviesa.
Vinícius cae mal, en gran parte, porque su fútbol ha callado muchas bocas, algo que no se le perdona. Pero ha llegado un momento en el que el movimiento más estratégico, por el bien de su carrera, tal vez sea callar la última boca: la suya.
Porque el problema es el efecto contagio en el equipo. Primero Xabi Alonso se ve obligado a dar explicaciones en cada rueda de prensa, luego se empieza a interpretar estar en el banquillo casi como una afrenta personal y, lo siguiente que sabemos, es que Mastantuono (¡Mastantuono!) se marcha molesto del campo por ser sustituido.
Cuando, en realidad, la prueba más irrefutable de la confianza total del Real Madrid en Vinícius está en el hecho de que Mbappé juega desplazado (el francés rinde infinitamente mejor cada vez que pisa la banda izquierda) para no invadir su coto privado. No se me ocurre mayor elogio, muestra de confianza ni demostración de respeto, por parte de Ancelotti y de Xabi Alonso, que esa. Ojalá pueda ver a tiempo la verdad entre tanto aspaviento sobreactuado.
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