Sergio Ramos, ante el vacío

El central debería haberlo pensado mejor sus movimientos, pues tiene 35 años, se encuentra en el invierno de su carrera, y su rodilla se quejaba desde hace un lustro. Tres lesiones, la primera combatida con una artroscopia, le han dejado sin jugar. Solo ha disputado cinco partidos este año y su situación es complicada. Quiere jugar a la Eurocopa y su estado físico es la incógnita de Zidane, de Luis Enrique y de los otros clubes que pensaban contratarle. El seleccionador español dará la lista definitiva el lunes el próximo lunes y la presencia del andaluz está más en el aire que nunca porque los servicios médicos de la Federación tienen dudas sobre su recuperación total para esa cita. En este escenario, que el jugador acuda a los Juegos de Tokio, como anhela, parece también más que complicado.

Esas lesiones rompieron el proyecto de futuro del andaluz . Las ofertas exteriores, una, dos, le conceden los dos años, sí, pero con una ficha que ronda los nueve millones anuales, menor de los doce que percibe en el Real Madrid. Nadie ofrece quince millones netos por temporada a un futbolista de 35 años, como se exageró hace seis meses.

El presidente del club blanco reflexiona y dice que cuando una puerta se cierra es casi imposible reabrirla. Su jugador le dijo que no y ese portazo es difícil de olvidar. Ramos le explicó que escucharía propuestas externas y su club entendió que la prioridad era marcharse. El central le habló entonces del PSG y de una propuesta que le otorgaba más dinero, alrededor de quince millones. Florentino Pérez le respondió que si era así, no podría pagar esa cifra y que la firmara, pues tenía 35 años y era un gran contrato.

Ahora, su situación personal y profesional ha cambiado por culpa de la artroscopia y de las dos lesiones posteriores, consecuencia de su ansiedad por reaparecer y demostrar que es el de siempre. Se anticipó a los plazos y el resultado fueron esos dos percances musculares que le han dejado sin jugar más este curso.

Hoy, el hispalense no está en posición de pedir, pues todo el mundo examina con lupa sus reapariciones y desea ver cómo rinde, desde Luis Enrique al PSG pasando por Zidane, que no le alineará como titular ante el Villarreal aunque ese sea su deseo. Ayer se entrenó en solitario en el césped

Su familia lleva meses diciéndole que se quede. Sin embargo, esa pelea de gallos, de orgullos, influye en demasía. Ramos afirma que pretende seguir en el conjunto blanco, pero mantiene su petición de dos años. Florentino Pérez le ha dejado claro que si quiere continuar en el Real Madrid sería con ese contrato de un año y el diez por ciento menos de sueldo, 10,8 millones netos. El mensaje del máximo responsable de la entidad es cristalino: nunca habrá contraoferta. Ya no quedan romanticismos ni pensamientos de su exitosa trayectoria en la casa. La lucha negociadora ha acabado con cualquier atisbo de sentimentalismo. Si Ramos espera que haya una oferta mejor en junio, que sepa que no llegará. Debería asumirlo.

Si no firma, están Alaba, Militao, Nacho y se hará una mejor propuesta a Varane. Se le darán las gracias por sus servicios prestados y hasta siempre. Lo foto de Monchi con René Ramos, representante de su hermano Sergio, solo es una imagen para desenfocar más el objetivo, pues René apodera a otros muchos futbolistas.

El capitán debe decidir ahora si llama a su presidente y firma esas condiciones o se marcha. Llegados a este punto, los orgullos y las estrategias de florete realizadas durante tanto tiempo juegan en contra. Aceptar es bajarse de la posición dominante. Y cuesta, porque hay bastantes disparidades dialécticas en el camino.

El castillo de naipes que Ramos había pergeñado para su futuro se ha desmoronado . El año pasado hablaba de acudir a la Eurocopa y a los Juegos Olímpicos de Tokio. Anhelaba jugar con la España olímpica. El Real Madrid ya le advirtió que no sería conveniente disputar esas dos competiciones porque no llegaría bien a la temporada con su club y tanto su edad como su menisco aconsejaban menos partidos y ser prudente. El defensa solo pensaba en cumplir sueños. La pandemia y las tres lesiones sufridas ahora han frenado todas sus ambiciones y la posición de poder que presentaba para renovar, líder y goleador del Real Madrid que ganó la Liga del coronavirus, quedó destrozada. Hoy, su equipo lucha por l a Liga con Nacho y Militao mientras en la Federación hay dudas sobre su convocatoria para la Euro. La nacionalización del francés Laporte es un síntoma. El lunes, cuando Luis Enrique haga oficial su lista, se desvelará la primera incógnita sobre el futuro inmediato de Ramos.