España revive a Noruega y se mete en un lío

Tres goles de Dani Dujshebaev, cada cual más intimidante que el anterior, sembraron en el inicio la duda en el combinado noruego , de capa caída y al borde de la eliminación ante su propio público. Con el abismo a sus pies, los anfitriones se multiplicaron, muy eficientes al contrataque, solo frenados por los clásicos milagros de Pérez de Vargas bajo palos.

El ritmo era endiablado, tan veloz el balón que ni los propios protagonistas podían cazarlo. En el caos, Noruega brillaba, necesitaba España imponer su autoridad, enfriar el volcán en el que se estaba convirtiendo el Unity Arena de Oslo pues, a los diez minutos, los locales mandaban por uno (6-5). Como siempre, la edificación de una buena defensa fue la respuesta de los chicos de Ribera, bien cercados los extremos y solo vulnerables ante la potencia interior de sus rivales.

Las pérdidas escandinavas comenzaron a ser cíclicas y, como es habitual, Álex Dujshebaev inició su diabólica danza, una serie de movimientos espectaculares que casi siempre acababan con el balón en la red. Un contrataque bien finalizado por Garciandia y un tanto desde su campo de Pérez de Vargas dieron la primera ventaja seria de la noche, que hubiese sido mayor al descanso (10-13) si no fuera por las múltiples paradas de la dupla formada por Bergerud y Kristensen.

Tras la reanudación, Noruega tiró de honor y corazón, fantástica su negativa a asumir una derrota que la dejaría eliminada. El problema era que España parecía haber alcanzado la velocidad de crucero, muy fluidos sus ataques, excelso el trío catalán formado por Solé, Barrufet y Tarrafeta. A la clase mediterránea se sumó la contundencia vasca de Garciandia y, por primera vez desde el inicio, la resistencia local parecía cerca de claudicar (13-18).

Pedía calma Ribera porque las prisas nuca son buenas compañeras y los escandinavos no cedían. De hecho, a falta de 10 minutos para el final, la ventaja se había reducido a solo un gol (21-22) gracias a la pericia en el lanzamiento de Grondahl. Un penalti anotado por el central hizo efectivo el empate y otro tanto de Bjornsen, tras una grave pérdida española llevaron al combinado nacional hacia una peliaguda situación.

Las últimas posesiones fueron un tenso intercambio de golpes. Pérez de Vargas evitó un gol que hubiese sido definitivo y, en la última posesión, cundo España necesitaba anotar para firmar el empate, se encontró con un muro de empujones que fue sancionado con golpe franco. No quedaba tiempo efectivo y Garciandia fue incapaz de superar su defensa.